Tenía buena pinta, así que billetes, hotel, contratar un guía y conductor que nos llevara al inicio de cada caminata. Normalmente en China había viajado en modo más mochilero, sin guías, ni hotel de alto estánding y demases, pero como era otra la que organizaba, amiga de Joan, sin problema. Al final no sale mucho más caro.
Taxi y furgoneta hasta el aeropuerto de Guangzhou. Por el camino pasar la frontera entre Hong Kong y China continental. Creo que nunca lo había puesto. Foto del gran sistema para valorar el trabajo de los funcionarios de inmigración.
Tres botoncitos "Su evaluación, por favor. Perfecto, satisfecho, insatisfecho". En mi caso intenté pasar y taca! Me llevaron a un cuartito y decirme que no está permitido entrar con fruta, por posibles plagas y demases. Una manzana que tenía en la mochila, me llevo comida siempre encima, por si acaso. Sin problemas. Un papelito firmado, manzana al contenedor y para el aeropuerto. Vuelo tranquilo y llegar a Zhangjiajie. Aterrizando ver todas las montañas en las que andaríamos los siguientes días.
Allí mismo ya Andy, el que sería nuestro guía, un chaval de 23 años recién salido de la facultad y con un inglés sorprendentemente bueno, nos esperaba, con el chófer de la furgoneta. Y de la misma a visitar la "parte antigua". Casas de madera, muestras de la cultura y tradiciones locales, las minorías étnicas de la zona...
Recuerdos de Dragoi Bola.
Y aquí la cámara murió, con lo que el resto de fotos sacadas con el móvil o con las cámaras del resto del "team", aquí todos posando.
A cenar y antes de ir al hotel en el que pasaríamos tres noches, el show de la "Hada-zorra", no sé como traducirlo :P porque "the foxy lady" que decía Andy suena igual de mal en inglés. Tras el anochecer.
Dormir, despertarse pronto y ¡a las montañas! Coger furgoneta e ir al comienzo de la caminata. En la mayoría de sitios había funiculares para subir a las principales cumbres, pero nosotros subimos andando todas las que pudimos. Nada complicado. Y ya empezando a ver las extrañas montañas que son la mayor atracción de la zona. Los pilares
Y más pilares en todas partes.
Bajar y paseo por el valle, río, monos saltando por los alrededores. Joan poniéndose bien la mochila.
Y también más pilares, como no, que veíamos desde abajo.
A partir del segundo día, la cosa se complicó. La niebla bajaba y aunque al principio le daba un toque bonito.
Poco a poco hizo que no llegáramos a ver nada. Estupendas vistas que desaparecían bajo el manto gris.
Niebla y más niebla.
Un puente a ninguna parte.
Aunque siempre hubo momentos graciosos.
Fuimos a ver otro espectáculo en el teatro principal de la ciudad, esta vez mezcla de acróbatas chinos, actuaciones musicales, historias tradicionales, una versión simple pero divertida del Cirque du Soleil.
Una vez que las nubes seguían tapando todas las vistas fuimos a visitar otros lugares de interés. Camino a unas cuevas.
Una muestra de molinos. Y yo sacando foto del fotógrafo oficial del viaje, Ramón del Santander, con su pedazo de Nikon.
Obviamente en las cuevas el móvil no daba para sacar fotos. Versión china de cuevas, que me recordó al viaje a Guizhou, muchas luces de colores remarcando las partes más importantes, aunque tal vez esta fuera más grande.
Últimas horas visitando la casa de la que fue la familia que gobernó la región. Inmensa como es tradición, con cuartos para el cabeza de familia, la mujer, las concubinas, los niños, su profesor, una miniescuela, graneros, incluso una zona de armas. Aquí los tres risas con las pequeñas que cogimos, auténticas de juego de ordenador.
Hacer tiempo hasta que saliera nuestro avión y vuelta a Hong Kong pasando por el aeropuerto de Shenzhen.
Parte de lo que no pudimos ver por la niebla http://www.youtube.com/watch?v=AxyUzos6shQ
No hay comentarios:
Publicar un comentario