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21 marzo 2011

Sal, a la rica sal

Unos cuantos han preguntado que a ver que tal después del terremoto y tsunami de Japón y el posterior accidente en la planta nuclear de Fukushima. Lo primero ponerlo en perspectiva. La distancia desde allí a Hong Kong son 3.100kms.

En la segunda imagen, a misma escala la distancia desde Chernobyl. Así que, en principio, estamos lejos. No notamos nada del terremoto (apenas hay movimientos aquí, estamos fuera de zona de desplazamiento de placas) ni el tsunami. Es complicado que olas de gran tamaño lleguen a Hong Kong. La costa de China protege de lo que vendría del norte e islitas inhabitadas mar adentro al sur paran la fuerza del mar. Solo tifones en la zona o cerca de Filipinas hacen que crezca el mar. Aún así yo vivo en la bahía norte de la isla, rodeado de grandes construcciones, así que requete-protegido, tanto que cuando hay tifones ni me entero.

Aún así hemos tenido consecuencias aquí, pero de otra índole. De estas cosas en las que la "masa" me da un poco de vergüenza. Cuando la gente de Japón está dando una lección de como comportarse en estas situaciones: solidaridad, calma... En Hong Kong hemos tenido ataques de histeria varios. La primera con la sal. Dios...

Media China se volvió loca comprando sal y muchos en Hong Kong siguieron sus pasos. ¿La razón? El yodo en pastillas es una de las medidas que se toma para evitar los efectos de la radiación. A falta de esas pastillas a algún iluminado se le ocurrió que la sal yodada podía ser una alternativa, así que se pusieron a comprarla en grandes cantidades, el bulo corrió por internet y ¡todos a comprar! Da igual que estemos a tres mil kilómetros, o que para conseguir la misma cantidad de yodo de una pastilla tuvieras que comerte ¡2.5kilos de sal! incluso que algunos estuvieran comprado sal no yodada. Algunas tiendas vieron la forma de hacer su agosto llegando a subir el precio diez veces.

Colas y colas en supermercados y tiendas, ya sin stock de sal... Casualidad yo me había quedado sin ella, usando salsa de soja en su lugar...

Y no se ha quedado la cosa ahí. Empezó con los "abalone", unos moluscos muy apreciados por aquí (haliotis parece que se llaman en castellano). Japón es uno de los mayores productores, así que el siguiente día al tsunami ya las ventas se dispararon. Lo último que tengo noticia: la leche en polvo para niños. Muchas madres compraban productos japoneses, que consideraban de la máxima calidad. Ante la posibilidad (remota, por no decir casi imposible, con todos los análisis que pasan y pasarán los alimentos) de contaminación de futuras partidas, "hordas" de padres fueron a la caza y captura de todas las cajas de leche en polvo que pudieran adquirir, inicialmente de esas marcas japonesas, posteriormente de cualquiera. Tiendas ayer con cero inventario.

"Así son las cosas y así se las hemos contado" (suspiro)

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