El 12 de noviembre de 2004 me metía en un avión que me llevaría a lugares lejanos y desconocidos. Hong Kong. Aquella ciudad en China (por mucho que algunos la quisieran situar en Japón) de la que apenas sabía nada. Lo que me había contado Pablo y algunos más en Miami. Lo que había buscado por internet. Y los primeros correos con la gente que me encontraría aquí. Poco más. Los primeros días fueron cuanto menos curiosos, pero no me voy a poner a repasar de nuevo todo, como ya hice cuando cumplí un lustro aquí.
Los siete años son un hito más. Ese que delimita poder solicitar la residencia permanente aquí. Realmente eso solo significa que me pongan una estrellita más en el documento de identidad, que me permitirá trabajar en Hong Kong cuando quiera sin visados ni varios. Pero algo que recuerdo sonaba imposible, lejísimos, cuando llegué.
Y me sigue encantando la isla. Sus hikings. Mis aventuras. Amigos. Nuevas ilusiones. Haciendo planes. Cargado de trabajo los últimos meses, pero espero volver a una vida un poco más vida. Lo que incluirá escribir un poquito más. Un montón de cosas en el tintero electrónico.Preparado para seguir en vuelo. Destino: la felicidad. Dedicado a tod@s aquell@s que echan de menos mis posts ñoños :P
enhorabuena. los demas, a seguir tus pasos con suerte.
ResponderEliminarfelicidadesssssssss. q siga todo bien o mejor todabia. aqui estaremos de brazos abiertos para cuando vengas por vacaciones.
ResponderEliminarondo segi wapeton y hacer las recetas q te llevaste de bilbao.
aio
Ñoño, ñoño, ñoño de verdad.Pero bueeno seguiremos leyéndote.
ResponderEliminarSe dice pronto, 7 años. A mi me queda digamos la mitad, que tampoco lo veo como meta porque nunca se sabe las vueltas del destino.
ResponderEliminarMientras tanto seguir disfrutando de la ciudad y todo lo que ofrece. El día que me aburra entonces si que sería cosa mala.
Espero seguir tus pasos :)