Comida rápida
Hong Kong es una ciudad repleta de restaurantes. Una vez que los pisos tienden a lo diminuto, los locales suelen ir mucho a comer fuera, con la familia, los amigos, los compañeros de la oficina... Es muy normal que muchos de ellos coman fuera todo los días.
La oferta es inmensa, con restaurantes de todo tipo: todas las variantes chinas (cantonés, beijing, sichuan...), japoneses, nepalíes, italianos, indios... Los precios suelen ser muy asequibles, sobre todo al mediodía, con menús fijos, y algo más caros para cenar, pero muy por debajo de precios europeos y que decir estadounidenses.
Dentro de todo este maremagnum de opciones culinarias, no podía faltar la comida rápida. Dos cadenas locales principales: Maxim´s y Café de Coral. En ellos el plato principal es el arroz o los noodles en distintas variantes, con curry, pato, cerdo, pollo, "marisco", vegetales, tofu... Tienen mesas donde comer o se puede pedir que lo preparen para llevar. En menos de 2 minutos y por menos de 3 euros uno puede conseguir un plato no delicioso, pero que quita perfectamente el hambre y en muchos casos "no está nada malo".
Frente a estas versiones chinas de la comida rápida los grandes monstruos estadounidenses están tomando posición y para mi desolación, un poco exagerado, pero lo confieso, no me gustan nada, tiene toda la pinta de que tendrán mucho éxito y modificarán hábitos de alimentación que en general se podrían considerar austeros pero sanos.
Como muestra un botón. Kentucky Fried Chicken, con una campaña publicitaria bastante notoria en toda la ciudad de Hong Kong, es el rey hoy por hoy en este mercado.
Fue la primera empresa de comida rápida que apostó por China y a mediados de 2005 ya tenía 1.378 "restaurantes" en todo el país. Y sus perspectivas de crecimientos son muy considerables, teniendo en cuenta que en palabras de sus directivos hay 500 millones de personas que ya pueden permitirse sus menús y 800 millones que poco a poco lo irán pudiendo. No es un farol, ni una apuesta por ese mito del mercado de 1.300 millones de personas que realmente no ha existido para casi ninguna empresa. La percepción de los chinos de estas compañías es muy buena, llegando por ejemplo a tener uno de los índices más altos de universitarios entre sus filas, un 80% de los encargados de McDonalds son graduados, en un país donde el personal cualificado escasea.
China es un país orgulloso de su cultura pero encantado por los gustos occidentales. En él, los más pudientes no dudan en comprar los vinos de las mejores cosechas para mezclarlos con gaseosa u otras bebidas, porque realmente el sabor no les gusta, pero es una forma de ostentación. Los más jóvenes crean mitos que imitan a las "estrellas occidentales" y lo que está de moda es comer pizzas, hamburguesas y pollo requetefrito porque es lo que ven en series y películas.
Como le decía a Stacey, cuidadín que eso de que los chinos son delgaditos y poca cosa tal vez tenga los días contados!
La oferta es inmensa, con restaurantes de todo tipo: todas las variantes chinas (cantonés, beijing, sichuan...), japoneses, nepalíes, italianos, indios... Los precios suelen ser muy asequibles, sobre todo al mediodía, con menús fijos, y algo más caros para cenar, pero muy por debajo de precios europeos y que decir estadounidenses.
Dentro de todo este maremagnum de opciones culinarias, no podía faltar la comida rápida. Dos cadenas locales principales: Maxim´s y Café de Coral. En ellos el plato principal es el arroz o los noodles en distintas variantes, con curry, pato, cerdo, pollo, "marisco", vegetales, tofu... Tienen mesas donde comer o se puede pedir que lo preparen para llevar. En menos de 2 minutos y por menos de 3 euros uno puede conseguir un plato no delicioso, pero que quita perfectamente el hambre y en muchos casos "no está nada malo".
Frente a estas versiones chinas de la comida rápida los grandes monstruos estadounidenses están tomando posición y para mi desolación, un poco exagerado, pero lo confieso, no me gustan nada, tiene toda la pinta de que tendrán mucho éxito y modificarán hábitos de alimentación que en general se podrían considerar austeros pero sanos.
Como muestra un botón. Kentucky Fried Chicken, con una campaña publicitaria bastante notoria en toda la ciudad de Hong Kong, es el rey hoy por hoy en este mercado.
Fue la primera empresa de comida rápida que apostó por China y a mediados de 2005 ya tenía 1.378 "restaurantes" en todo el país. Y sus perspectivas de crecimientos son muy considerables, teniendo en cuenta que en palabras de sus directivos hay 500 millones de personas que ya pueden permitirse sus menús y 800 millones que poco a poco lo irán pudiendo. No es un farol, ni una apuesta por ese mito del mercado de 1.300 millones de personas que realmente no ha existido para casi ninguna empresa. La percepción de los chinos de estas compañías es muy buena, llegando por ejemplo a tener uno de los índices más altos de universitarios entre sus filas, un 80% de los encargados de McDonalds son graduados, en un país donde el personal cualificado escasea.
China es un país orgulloso de su cultura pero encantado por los gustos occidentales. En él, los más pudientes no dudan en comprar los vinos de las mejores cosechas para mezclarlos con gaseosa u otras bebidas, porque realmente el sabor no les gusta, pero es una forma de ostentación. Los más jóvenes crean mitos que imitan a las "estrellas occidentales" y lo que está de moda es comer pizzas, hamburguesas y pollo requetefrito porque es lo que ven en series y películas.
Como le decía a Stacey, cuidadín que eso de que los chinos son delgaditos y poca cosa tal vez tenga los días contados!
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