En la distancia

Cuando empecé con este largo viaje por el ancho mundo hubo dudas entre mis más cercanos. Algunos no entendían que me quisiera ir tan lejos y por tanto tiempo. Otros que quisiera dejar atrás una carrera encaminada y una vida que empezaba a tener cimientos. Hablé y mucho con los realmente importantes (todavía recuerdo con una sonrisa aquella charla hasta las tantas de la mañana con aita), a algunos convencí y no a otros, que me siguieron mirando como se mira a un loco. Había una persona a la que sabía bien que no tenía que convencer de nada, que vería con ojos de niño curioso y con sonrisa encantada que quisiera probar la aventura. Aitxitxe.

Aitxitxe = abuelo en euskera, bueno, en nuestro euskera de Kanala. Tengo dos, pero uno suele venir con nombre y apellido: Aitxitxe Esteban. Aitxitxe a secas suele ser el otro, Victor. Alguien que se hizo a si mismo, que se pegó para montar su empresa, para conocer mundo cuando eso no era algo habitual, alguien con miles de ideas siempre en la cabeza, terco como una mula. Con él fueron las primeras carreras en bici, remar por la ría, el único pez que he pescado... y ahora sé que está al otro lado de la línea como más fiel lector, imprimiendo las cosas que escribo y guardándolas en una carpeta que me enseña cada vez que me paso por Deusto.

Hoy es su cumple. Así que ZORIONAK!!! Y tras este finde volará otra postal para añadir a la colección, esta vez de Singapur.