Iurgi de excursion

03 mayo 2011

Malapascua

Semana santa. Mirar destinos posibles. El primero Vietnam, visitar la capital y desde allí coger bus a la playa y buceo, pero no conseguimos confirmar que hubiera nada organizado del todo, un centro PADI o similar, así que descartado. Al final el recurso más simple: Filipinas.

Vuelo Hong Kong - Cebú. Dos horas y cuarto de viaje. De nuevo de madrugada. Desde allí coche tres horas y barco media hora larga. A las 8 de la mañana y sin prácticamente haber dormido en Malapascua, gracioso nombre para pasar una Semana Santa :P

Hablar con los del centro de buceo, organizar lo que haríamos los días siguientes (dos iban con intención de hacer el curso inicial de buceo: PADI open water) y a dormir un rato. Sol, agua transparente y con muy buena temperatura, Iurgi al agua a nadar un rato largo. Curiosamente bastante corriente, pero sin problemas, punto a favor para entrenamiento. Cenar muy pronto y a la cama, que el siguiente día tocaba madrugar.

3:50 arriba... Juuuurl... Hay que recoger y chequear todo el material y llegar al comienzo del buceo, 45 minutos de travesía, con el amanecer para tener más posibilidades de ver a los tiburones martillo. Una isla hundida a diez metros en la mitad del mar y desde allí una caída de cientos de metros, nosotros abajo hasta los 30, alejarnos de la pared, no se ve el fondo, solo buceadores, burbujas y azul profundo. Poco a poco empezamos a ver "luciérnagas" de distintos colores que forman "constelaciones" sobre el lienzo oscuro. Esperar, esperar, esperar... Pero no vemos ningún tiburón... Primer buceo fallido.

Desde allí al punto principal de buceo de la isla, donde intentar ver los "Thresher sharks", tiburones azotador (?). Bajar y... de nuevo no ver nada... De vuelta a la isla a las 8 y algo sin haber visto nada de lo esperado... Snif, snif... ¿Para que me he despertado taaan pronto? Pero me dicen que es normal, parte del juego de intentar ver "peces grandes".

Al menos el agua estaba de maravilla para nadar. Volver a la isla y unos cuantos kilómetros cual pez por la costa. Me gusta nadar con agua tan clara, la sensación de velocidad, ver corales y peces... Chulo. Siguiente día tocaba madrugar de nuevo, así que súper pronto a dormir.

El tercer intento parecía frustrado de nuevo... El gran azul delante, pero ningún tiburón martillo. Más de media hora entre los 20 y 30 metros de profundidad y nada de nada. Volver a la isla hundida y haciendo la parada de seguridad de 3 minutos ¡veo un tiburón! Por señas indicárselo al dive master y el tío que se engorila y se tira para abajo repicando con un metal contra el tanque para que todos se enteren. Un Thresher shark todo tranquilo se acerca, da una vuelta, se vuelve a acercar, a escasos metros de mí, ueeeee!

Los buceadores se arremolinan. El tiburón nada mansamente y al de un rato se va mar a dentro. Prueba superada. Visto bicho grande.

Esto yo con Enrique, un chico del Banco. Mientras tanto Julia (también del banco) y Ramón (del Santander y con el que compartía habitación, igual que en ZhangJiaJie) haciendo el curso, ellos mucho más relajados con los horarios.

El resto de días se fueron de manera similar. Buceo, siesta, buceo, comida, nados, muy buen tiempo en general.

La isla como tal no tiene nada más que mar y playa. A primera hora de la mañana uno de los días me puse a correrla y en quince, veinte minutos de punta a punta. Aquí la "carretera" principal, gran parte de tierra entre palmeras

y algo de cemento, pero muy poquito, no se necesita mucho teniendo en cuenta que lo único que transita por allí son motos y peatones.

Pueblitos pequeños, casas alrededor de escuelas, iglesias. Aquí preparándose para un baño matutino sacando agua del pozo.

En la parte más norte de la isla un faro que sobresale entre todo. Bancas y más bancas en cada cala.

Y prácticamente en cada casa un gallo. Se siguen haciendo peleas de gallos allí con gran alboroto, aunque no pude sacar foto del "evento".

Para el nuevo en Filipinas sorprendería la cantidad de canchas de baloncesto que hay. Allí donde uno menos se lo espera plantan una canasta. Gran afición por el deporte en todo el país.

La isla originalmente se basaba en la pesca y así sigue siendo en buena parte, con las mismas embarcaciones, bancas, aunque estas llenas de aparejos de pesca en lugar de cosas de buceo.

Y los niños imitando a los mayores, con su propia banca.

La mejor salida a Calangaman. 90 minutos de travesia en barco hasta llegar a una pequeña isla al sur de Malapascua. Muy buen buceo con una pared con toda clase de peces y bichos varios. Volver al barco y como los de Nitrox tenían todavía un cuarto de hora más tirarme al agua y nadar hasta la isla. Bordearla y pasar junto a un banco de arena que se alejaba hacia mar adentro.

"Corrientes peligrosas. No pasar de este punto" :P Tarde, venía de esa dirección. Sin problemas, incluso menos porque estaba nadando con palas de natación. Esperar a que llegara la banca. Comer e ir a explorar la isla cámara en mano. Un árbol caído, supongo que de algún tifón reciente.

Pequeña como decía, así que en quince minutos de vuelta al barco para ir de nuevo a bucear.

Tras que se subieran al barco los que estaban con aletas y tubo por los alrededores.

Buen segundo buceo y otra hora y media de vuelta a Malapascua. Tras la travesía también tuvimos tiempo para ver el anochecer. Ramón preparando todo, tiene pedazo de equipo: trípode, reflex cuasi profesional, grandes angulares, telex...

Aquí con todo puesto y el cielo ofreciendo sus colores más vivos.

Que poco a poco cambiaban, una hora pasando del naranja, al rosa, al rojo, al...

Para los locales, otro atardecer sin más, recogiendo sus embarcaciones o haciendo distintas cosas.

Mi minitripode frente al hermano mayor :P

Como ya conocía en Filipinas de viajes anteriores, sin apenas polución, los atardeceres pueden ser muy bonitos.

Acabar ya prácticamente sin luz.

De camino al hotel nos encontramos con un partido de basket oficial. Tenía la pinta de que aquello era el gran evento en la isla. Curiosa imagen con la iglesia detrás y medio pueblo alrededor de la cancha.

Último día para aprovechar el mar y nadar y nadar a primera hora de la mañana, desayunar, pagar todo y coger banca que nos llevaría de vuelta a la isla principal de Cebú.

Bastante más llena de lo esperado. Desde niños a mayores, todos apelotonados en un trayecto de poco más de media hora.

Llegar y echar el ancla.

Bajar y hacerse con algo de provisiones para el trayecto en carretera que nos tocaba. No había mucha opción, así que unos bollos y pasteles fueron la elección, junto al mostrador unas niñas dispuestas a posar frente a la cámara.

Y a pocos metros los mayores haciendo cubitos de hielo. Realmente no se cual es el uso, pero es bueno para recordar que hay que evitar el hielo en ciertas latitudes...

A la ida habíamos contratado transporte privado. Esta vez sin ninguna prisa tocaba autobús público. Por fuera no tenía tan mala pinta.

Con mucha tranquilidad. Docenas de paradas, 4 horas y pico, casi cinco, para llegar a la "gran" ciudad. Por el camino gente subiendo y bajando, a veces hasta arriba, Ramón tuvo incluso que sentarse en el suelo durante una hora. Pero finalmente hasta tuvimos sitio para estirarnos un poco entre bote y bote.

Llegar a Cebú. Parecía que la ciudad no ofrecía demasiado así que subir hasta una colina cercana desde donde sacar unas fotos con el anochecer.

Cenar allí mismo, taxi y coger vuelo de vuelta a Hong Kong.

Foto original del Thresher de PacificKlaus