Iurgi de excursion

12 noviembre 2013

Tifones y perdidas

Esta semana, con los últimos coletazos de la época de lluvias, se me viene a la cabeza otra de esas cosas que llama la atención en Hong Kong: los tifones. No por la fuerza de la naturaleza que son, sino por la reacción que crean. En cuanto uno se acerca a nuestras tierras todo el mundo se pone atento, siguiendo las noticias, la página web del Observatorio, aplicaciones específicas en los móviles... Esperando a que... ¡Les toque el gordo! Literalmente. La sensación es que mucha gente lo ve como una lotería en el que el premio es un día libre extra. La palabra esperada es entonces "T8".

Si el Observatorio tiene activada la señal de alerta T8 (se puede ver en su web, televisón, entradas de los edificios principales, etc) uno "tiene derecho" a quedarse en casa. Así que muchos se despiertan, chequean la web en su móvil y si toca, a volver a dormir. En cuanto la señal de alarma pasa a un nivel más bajo los empleados tienen dos horas para volver a su lugar de trabajo. Si la señal se mantiene más allá del mediodía (de 12 a 3 dependiendo de la empresa) ya no hay que ir. Si es al revés, el día comienza por debajo y a lo largo del mismo el Observatorio sube el nivel de alarma, hay que intentar dejar la oficina y volver a casa, si se puede hacer de manera segura. Entonces se montan las que comenté en su día, con miles (millones) de personas intentando utilizar los medios de transporte todos a la vez...

¿Pero es así para todos? Mi círculo cercano sí. La mayoría trabajando en oficinas y viviendo en zonas urbanas medianamente cercanas al centro. Pero hay a gente para la que los tifones no son precisamente algo "festivo". El Observatorio lleva una lista de los afectados por tifones: muertos, perdidos, heridos, barcos en problemas, pequeñas embarcaciones que sufren desperfectos o se hunden... A lo largo de la historia, a medida que se han mejorando las infraestructuras, medidas de seguridad y el sistema de avisos, estos han caído. Imágenes como esta, con barco encallado tras ser arrastrado por el viento, quedan en el pasado.

Pero aún así con cada nuevo ciclón hay quien se espera lo peor. Todo el que vive cerca del mar se puede ver afectado con el nivel del mismo pudiendo subir varios metros, destrozando los bajos.

Árboles arrancados de cuajo.

Andamios que "vuelan".

Vuelos cancelados.

Zonas inundadas.

Me gusta acordarme de esa otra parte, aunque algunos me llamen aguafiestas y solo piensen en ese día extra de vacaciones que han conseguido.

Un recuerdo también para Filipinas. Haiyán parece que se ha llevado una gran parte del país, incluidos algunos de nuestros lugares más queridos, cientos de muertos...