Oriente y terrorismo
Ayer tuve una conversación con un conocido en el gimnasio que me dejó un mal sabor de boca.
Él es un paquistaní afincado en Hong Kong, viviendo aquí desde que era pequeño y con estudios en Londres. Comerciante de profesión. Nos conocemos de hablar de vez en cuando en el gimnasio, el chilla "Spaniard" y yo respondo "Paquistaní".
Ayer le volví a tomar el pelo preguntándole cuando iba a ir a España, ya que uno de sus clientes le ha invitado a visitar Andalucía. Él me dijo que no lo tenía claro pero que tenía curiosidad por conocer un país que hace años fue casi en su totalidad musulmán. Y allí que se enzarzó en intentar contarme como España, como tantos otros países, perdió sus raices y como las nuevas generaciones dejaron de creer y poco a poco se fue perdiendo el islam en Europa, en Indonesia, en Filipinas. Tampoco quise entrar en temas históricos y contarle la Reconquista, con lo que me conformé con decirle que debería ir entonces a Andalucía y descubrir tantos vestigios de la época musulmana.
Me dijo que tal vez en breve, aunque le daría pena ver lo poco islámico que es ahora España, a lo que añadió que por lo menos de esa manera seguro que EE.UU. no los consideraría objetivo. Y allí empezaron los comentarios que me confirmaron algo que suponía: que hay mucha gente que cree realmente que hay gobiernos occidentales que odian a los musulmanes y que la guerra contra ellos es legítima.
Volví a oir argumentos muy parecidos a los que ya había oido en otras bocas en Bilbao y tantos otros sitios: "no odiamos a nadie, los musulmanes no odiamos al resto de culturas, ni relijiones, ni países, pero si nos odian, si nos atacan, si no nos dejan ser lo que somos, tenemos el mismo derecho a hacerlo nosotros".
Y de repente sentado en una de las máquinas se me vinieron a la cabeza el 11-S, Atocha, Londres, pero también Irak, la paquistaní que conocí en Chicago asustada con los bombardeos de EE.UU. en Afganistan, la quema de mezquitas...
Muy mal cuerpo.
Él es un paquistaní afincado en Hong Kong, viviendo aquí desde que era pequeño y con estudios en Londres. Comerciante de profesión. Nos conocemos de hablar de vez en cuando en el gimnasio, el chilla "Spaniard" y yo respondo "Paquistaní".
Ayer le volví a tomar el pelo preguntándole cuando iba a ir a España, ya que uno de sus clientes le ha invitado a visitar Andalucía. Él me dijo que no lo tenía claro pero que tenía curiosidad por conocer un país que hace años fue casi en su totalidad musulmán. Y allí que se enzarzó en intentar contarme como España, como tantos otros países, perdió sus raices y como las nuevas generaciones dejaron de creer y poco a poco se fue perdiendo el islam en Europa, en Indonesia, en Filipinas. Tampoco quise entrar en temas históricos y contarle la Reconquista, con lo que me conformé con decirle que debería ir entonces a Andalucía y descubrir tantos vestigios de la época musulmana.
Me dijo que tal vez en breve, aunque le daría pena ver lo poco islámico que es ahora España, a lo que añadió que por lo menos de esa manera seguro que EE.UU. no los consideraría objetivo. Y allí empezaron los comentarios que me confirmaron algo que suponía: que hay mucha gente que cree realmente que hay gobiernos occidentales que odian a los musulmanes y que la guerra contra ellos es legítima.
Volví a oir argumentos muy parecidos a los que ya había oido en otras bocas en Bilbao y tantos otros sitios: "no odiamos a nadie, los musulmanes no odiamos al resto de culturas, ni relijiones, ni países, pero si nos odian, si nos atacan, si no nos dejan ser lo que somos, tenemos el mismo derecho a hacerlo nosotros".
Y de repente sentado en una de las máquinas se me vinieron a la cabeza el 11-S, Atocha, Londres, pero también Irak, la paquistaní que conocí en Chicago asustada con los bombardeos de EE.UU. en Afganistan, la quema de mezquitas...
Muy mal cuerpo.
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