Iurgi de excursion

13 noviembre 2009

Por qué los asiáticos son buenos en matemáticas

Nuevo libro del Sr. Malcolm Gladwell que cayó en mis manos.

Outliers (Fueras de serie). No me gustó tanto como Tipping Point o Blink, pero aún así tiene puntos interesantes. Uno que me llamó la atención es su explicación de los buenos resultados de los asiáticos en los estudios en general y en las matemáticas en particular.

Mucha gente cree que simplemente los asiáticos tienen de media un mayor cociente intelectual. Pero Gladwell argumenta que factores sociales y de entorno, como en muchos otros casos, son los que realmente marcan la diferencia y que incluso existen estudios demostrando que el cociente intelectual asiático es similar al occidental, a veces algo más bajo.

El origen de los buenos resultados escolares según él pueden venir del lenguaje y el tipo de agricultura que se ha mantenido por siglos en aquellas sociedades.

Empezando por el idioma. En chino (y por extensión el japonés y otros que siguen el mismo esquema) los números son "lógicos" y más fáciles de entender y memorizar para un niño. Para empezar los números del 0 al 10 solo tienen una sílaba.
"LinYatYiSamSeiMmLukChaBaGauSap" (post con la pronunciación)
"CeroUnoDosTresCuatroCincoSeisSieteOchoNueveDiez"
Por otra parte tenemos números "irregulares": once, doce, trece, catorce, quince. Cuando para un niño sería más lógico dieciuno, diecidos, diecitres... dieciseis. Lo mismo con veinte, treinta... que no tienen "lógica". Mientras tanto el sistema en chino es transparente. 23 es "dosdieztres" 45 "cuatrodiezcinco"

Y lo mismo con quebrados y otros. Estas pequeñas diferencias hacen que un niño chino aprenda a contar correctamente un año antes que un niño occidental y le prepara mejor para cuando tenga que afrontar las matemáticas.

Por otra parte en su cerebro las primeras operaciones son transparentes. Si a un niño le decimos que sume "veintidos más treintaicuatro", lo "traducirá" primero a números arábigos, 22+34, dos más cuatro son seis, dos más tres son cinco, cincuentayseis. Mientras que en chino "dosdiezdos más tresdiezcuatro" no hay ninguna "traducción mental" a hacer. Cuanto más se facilita el proceso inicial existen menos posibilidades al rechazo a la materia.

La mayoría de la gente cree que la habilidad con las matemáticas está sujeta al cociente intelectual. Pero distintos estudios que el autor menciona creen que está más relacionado con las horas de estudio, lo duro que estén acostumbrados a trabajar los alumnos.

Aquí entra en juego otro aspecto cultural, que empieza con la agricultura. Las plantaciones de arroz, típicas del sur de China, Japón y otros, requieren muchísima dedicación. Se tienen que construir los balcones, mantener niveles de humedad exactos, para los que se construyen diques y canales de irrigación complejos, diferentes tipos de tierra tienen que colocarse a distintas capas, etc.

Mientras en Europa o América para producir más alimentos se tiraba hacia producciones más extensas que con el tiempo se irían mecanizando, en el sur de China o Japón, la escasez de tierra cultivable (por sus grandes concentraciones de población desde hace siglos) y las características propias del arroz (pieza clave de su nutrición), les hizo desarrollar tecnicas más desarrolladas áltamente intensivas en mano de obra. Un campesino europeo del siglo XVIII necesitaba alrededor de 1.200 horas al año de trabajo en las tierras (con picos muy pronunciados: siembra, cosecha) frente a las 3.000 horas de media de un chino. En un año eran capaces de tener dos cosechas y reutilizar constántemente el mismo espacio, frente al barbecho u otros en otras latitudes.

El trabajo además era "significativo" (palabra que usa el autor). Era un trabajo complejo. Necesitaba algo más que trabajo duro, sino conocimientos e ir mejorando las cosechas probando distintas mezclas, distintos tipos de arroz, un poco reto. Había una clara relación entre trabajo y resultado, a más trabajo, más arroz. Y sobre todo era un trabajo autónomo. A diferencia de los campesinos europeos coetáneos, que eran practicamente esclavos de sus amos (teniendo que ceder practicamente toda su cosecha a ellos), en China y Japón se desarrollo un sistema de alquiler fijo, en los que los campesinos pagaban una cantidad fija y todo lo que producían de más era para ellos. Así la mentalidad de trabajo duro = resultados se instauró por completo en aquellas tierras.

El resultado es que decadas más tarde, aún cuando generaciones intermedias dejaron de trabajar en las plantaciones de arroz e incluso algunos emigraron a otros países, esa "marca cultural" persiste y de media los estudiantes asiáticos tienen mejores resultados. Refrán chino:

Nadie que se levante de la cama antes del amanecer 360 días al año puede fallar en hacer a su familia rica.