Iurgi de excursion

16 noviembre 2014

Nueva Zelanda - Milford Sound y Queenstown

Como comentaba tras Routeburn nos tocaba crucero. Cogernos el bus que teníamos reservado camino a Milford Sound. Durante el trayecto paradas para ver y sacar fotos a las cascadas que salen de las altas montañas que rodean la carretera.

Por lo que nos comentaron, aquel había sido uno de los años más secos, con lo que apenas había comparado con los cientos que suele haber habitualmente. Pero no se puede tener todo y la verdad, mejor haber disfrutado uno de los mejores hikings los días anteriores.

Llegar al pueblo en sí. El mar adentrándose entre las montañas y las nubes.

Hasta llegar al puerto y al barco en el que pasaríamos la noche.

Bastante grande el bicho. Suficiente como para tener unas cuantas cabinas bastante decentes, un comedor, salón con sistema de vídeo, etc. Nosotros encantados ya solo con ¡ducha con agua caliente! :P Por la tarde un rato de kayak explorando la zona. Y cenar bien, bien.

Nada más salir del puerto empezar a ver las inmensas cataratas que son parte del encanto del lugar.

Imposible hacerse a una idea del tamaño de la misma a simple vista: 165 metros. Pero como bien explicaba el capitán, Milford Sound es mucho más grande de lo que parece. El cerebro no tiene referencias claras y la inmensidad del mismo, las gigantescas paredes que te rodean parecen mucho más pequeñas de lo que son. Despertarnos con el amanecer.

Viendo leones marinos tranquilamente tirados en las rocas cercanas, sin suerte para ver bichos más grandes. Las cataratas siempre están ahí sin embargo y el capitán no tiene ningún problema en acercarse hasta ellas (ver abajo).

De vuelta al puerto.

Desde el pueblo volvíamos a coger autobús camino a Queenstown, pero en el camino hicimos una parada para otra caminata.

Senda que va al Lake Marian.

De nuevo entre el musgo, las rocas y la vegetación.

Las señales que veníamos siguiendo en días anteriores.

Ascensión hasta empezar a bajar un poco y entrever el objetivo.

Un lago alpino formado por el deshielo de las montañas que lo rodean.

Agua cristalina con perfecto reflejo del gris cielo que teníamos.

Foto del revés la anterior, para el que no lo acabe de ver. Tiempo para un "picnic" en su orilla.

Y pasear un rato por sus alrededores.

Último vistazo antes de coger el camino de vuelta con tiempo para conectar con el bus de nuevo.

Son todo compañías privadas, pero muy bien montado todo para hacer la vida sencilla a los excursionistas. Llegar a destino, cenar y a dormir.

El próximo día visitaríamos Queenstown. Pequeña ciudad, algo menos de 50.000 habitantes, centrada en el turismo, sobre todo el de aventura. Creo recordar que les gustaba llamarse la capital de la adrenalina: salto en paracaídas, puenting (lo de puentismo que recomienda la RAE me sigue sonando raro, aunque el vocablo anterior sea un "Espanglish" en toda regla) en todas sus variantes, barranquismo y un montón de actividades en continuo crecimiento. Nosotros solo acabaríamos haciendo algo muy light. Empezar en el paseo junto al puerto, con Miao montada en un kiwi, el animal icónico del país.

Viendo como

un barco con mucha historia volvía de su recorrido por el inmenso lago junto a la ciudad.

Una estatua de uno de los primeros colonizadores en la zona con otro de los iconos de Nueva Zelanda: sus ovejas. Tocan a media docena por habitante.

Pasear por sus parques.

Con bonitas fotos.

Y bonitas flores.

Iglesias que parecen mini-fortificaciones.

Y coger el teleférico que nos subiría arriba las montañas cercanas para nuestra dosis de diversión / velocidad. Vídeo con Milford Sounds + the luge. Pinchar sobre el rectángulo y empieza, HD para verlo en alta calidad.

Y tras los vaqueros.

La carretera que cogeríamos esa misma tarde.

Después de mucho tiempo sin hacerlo, tocaba conducir.

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