500 gramos de carne
Hoy que empiezo a tener cara de monstruo de las galletas, al final la gastroenteritis mal curada y el finde me pasaron factura, con lo que estoy a base de arroz, pollo y galletas por imposicion médica, se me viene a la cabeza una buena forma de explicar a la velocidad a la que está cambiando este país.
Nuestro profesor de chino es un Beijinges venido a Hong Kong siguiendo los pasos de su esposa. Afable, curioso, vacilón, la verdad es que me cae muy bien. Le gusta saber de otros sitios y de vez en cuando nos cuenta cosas de China, sus costumbres e historia.
La semana pasada estuvimos de cachondeo porque dice que es bajito y que las nuevas generaciones le sacan la cabeza. Pero que no es de extrañar, y aquí está el tema, pues cuando él estaba en la edad de desarrollarse y crecer, 1985, China seguía sumida en la pobreza y si bien su familia podría considerarse acomodada frente a la media China, solo tenían derecho a 500 gramos de carne al mes por persona y similares restricciones en el resto de alimentos.
En veinte años se ha pasado de aquello, propio de la Europa bélica, a un Beijing repleto de restaurantes dónde la alimentación no es ya un problema, sino una necesidad satisfecha con lo que la sociedad comienza a demandar más y más cosas.
Es una forma visual de ver las cosas. Por que leer que China lleva creciendo por encima de los dos dígitos durante casi 20 años tal vez no sea más que estadística, pero saber que en ese tiempo se ha pasado de pensar en cuando se comería carne por próxima vez a que televisor o coche comprarse, quizá aclare más las cosas.
Nuestro profesor de chino es un Beijinges venido a Hong Kong siguiendo los pasos de su esposa. Afable, curioso, vacilón, la verdad es que me cae muy bien. Le gusta saber de otros sitios y de vez en cuando nos cuenta cosas de China, sus costumbres e historia.
La semana pasada estuvimos de cachondeo porque dice que es bajito y que las nuevas generaciones le sacan la cabeza. Pero que no es de extrañar, y aquí está el tema, pues cuando él estaba en la edad de desarrollarse y crecer, 1985, China seguía sumida en la pobreza y si bien su familia podría considerarse acomodada frente a la media China, solo tenían derecho a 500 gramos de carne al mes por persona y similares restricciones en el resto de alimentos.
En veinte años se ha pasado de aquello, propio de la Europa bélica, a un Beijing repleto de restaurantes dónde la alimentación no es ya un problema, sino una necesidad satisfecha con lo que la sociedad comienza a demandar más y más cosas.
Es una forma visual de ver las cosas. Por que leer que China lleva creciendo por encima de los dos dígitos durante casi 20 años tal vez no sea más que estadística, pero saber que en ese tiempo se ha pasado de pensar en cuando se comería carne por próxima vez a que televisor o coche comprarse, quizá aclare más las cosas.
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