Hong Kong, Shanghai y Guilin
Hace mucho q no escribo pero he estado muyyyy ocupado ultimamente. Estamos en mitad de la temporada de visitas a lo que se le ha unido que el superjefe de BBVA en Asia estuvo por aquí la semana pasada, con lo que tuve trabajo para dar y tomar.
Vale de quejas que también ha habido un montón de cosas buenas. Veamos. First of all ha estado Marga por aquí. 18 días exprimidos bastante bien, si no fuera porque en Hong Kong últimamente no hace más que llover y llover, pero aún así aquí también ha visto bastantes cosas de la isla y alrededores. Aparte, estuvo en Beijing, Shanghai y Guilin. Al primero no le acompañé pero a los otros dos sí.
Shanghai. Ciudad grande, inmensa, en crecimiento continuo y con visos a ser tan grande como para albergar la población de un país medio. Rascacielos, una bahía sacada de Futurama que solo le falta el cartelito de "Bienvenido al 2999" y poquito más.
Bueno, sí, bastantes compras. Marga tuvo que comprarse una maleta para llevarse todo lo que compró: cortavientos, anoracks, playeras, camisas, regalos y encargos para familia y amigos... 5 horitas de puestito en puestito regateando y comprando cosas que en Spain ni se plantearía por el precio pero que en Shanghai son más que asequibles (copias de North Faces, copias de Ralph Lauren...). Y luego los rasgos característicos chinos: restaurantes en todas partes donde comimos bastante bien, los problemas de comunicación solventados con mi "depurado" mandarín (risas, pero por lo menos algo empiezan a entender), las curiosidades de una cultura distinta...
Vuelta a Hong Kong y una semanita en la que no hice más que currar y salir a las tantas, con lo que apenas estuve con ella y Pablo parecido, con lo que le tocó estar sola en la isla. El jueves tras bronca con el jefe, acabar todo a las 22:30 y a casita a montar la maleta para Guilin.
Realmente de Guilin vimos el aeropuerto y poquito más. Directos a Yangshuo. Todo ello está en la zona sur de China a una hora de avión de Hong Kong. Espectacular. Difícil de explicar. Si alguien viniera a China o a Asia supongo q la visita a la muralla sería obligatoria a priori, pero si tengo que elegir un solo sitio, una sola cosa a visitar tal vez ese pueblito perdido entre montes, ríos y niebla gana. Nada más salir del aeropuerto y coger un minibus te das cuenta de lo especial del sitio. La orografía es espectacular, miles de montañitas delgadas como pilares, verde y más verde en todos los tonos posibles, arboles desde pinos hasta palmeras pasando por todo el resto de especies en un paraiso para la vida. Y te plantas en la mitad de un pueblo construido literalmente entre las montañas y cuando estás encantado viendo aquello te embarcas en la proa de una barcaza y un paisaje de sueños, de cuentos de hadas chinos aparece delante: río, montañas entre la niebla, vegetación salvaje que crece por todas partes, incluso en acantilados, lugareños en barcas de madera remando con grandes bambús en las manos... Me repito. Difícil de explicar. Marga, que seguramente ha visto mucho más mundo que yo, lo hizo tal vez cuando se puso a llorar de la emoción y se quedó sin palabras. Mucha gente habrá visto el paisaje sin saberlo porque en ellos se basaron los chinos durante muchos siglos para pintar sus obras incluido en jarrones y platos que hoy no son extraños en occidente.
El resto del fin de semana encantados. Llovía, casi como regido por reloj. Una hora y media de lluvia, una hora y media sin llover. Pero la verdad es que la lluvia tampoco molestaba, con 28 grados y sin aires acondicionados no hay problema de frío y en cuanto paraba de llover secos casi de la misma. Actividades varias en el lugar. Comer lo más tradicional, arroz y noodles con vegetales, té, cerdo, todo cocinado delante tuyo. Paseo en bici. Descubrir que el pueblo es uno de los destinos turísticos por excelencia entre los chinos y que por tanto ya hay una zona de bares, de marcha, de muchos hotelitos, que tendría su gracia si no estuvieramos encantados con lo realmente tradicional.
Y como otro puntazo, meterse en las profundidades de una de las montañas. Tras un trayecto en bici, una cueva, una barquita entrando por ella y andar, y casi gatear por sus entrañas y punto culminante en lo más profundo con un baño de barro, descubrir q se flota en él, q se puede montar un tobogán y lavarse en el propio río subterraneo, pelearse con las chanclas chinas y la fuerza del río subterraneo que te las robaba saliendo a la superficie.
Muy divertido.
Encantado. Lo único malo es que suponía el final de la visita de Marga y ya me había acostumbrado a tenerla por aquí y encantado con ella de un lado para otro.
Ahora aita, ama y Urko han tomado el relevo y los tengo perdidos por la isla. Ya han descubierto que lo del calor aquí es cierto y los aires acondicionados y la nube constante que cubre la isla. Espero que el sol decida hacer acto de presencia en algún momento y les pueda enseñar alguno de los sitios chulos que ya descubrí.
Vale de quejas que también ha habido un montón de cosas buenas. Veamos. First of all ha estado Marga por aquí. 18 días exprimidos bastante bien, si no fuera porque en Hong Kong últimamente no hace más que llover y llover, pero aún así aquí también ha visto bastantes cosas de la isla y alrededores. Aparte, estuvo en Beijing, Shanghai y Guilin. Al primero no le acompañé pero a los otros dos sí.
Shanghai. Ciudad grande, inmensa, en crecimiento continuo y con visos a ser tan grande como para albergar la población de un país medio. Rascacielos, una bahía sacada de Futurama que solo le falta el cartelito de "Bienvenido al 2999" y poquito más.
Bueno, sí, bastantes compras. Marga tuvo que comprarse una maleta para llevarse todo lo que compró: cortavientos, anoracks, playeras, camisas, regalos y encargos para familia y amigos... 5 horitas de puestito en puestito regateando y comprando cosas que en Spain ni se plantearía por el precio pero que en Shanghai son más que asequibles (copias de North Faces, copias de Ralph Lauren...). Y luego los rasgos característicos chinos: restaurantes en todas partes donde comimos bastante bien, los problemas de comunicación solventados con mi "depurado" mandarín (risas, pero por lo menos algo empiezan a entender), las curiosidades de una cultura distinta...
Vuelta a Hong Kong y una semanita en la que no hice más que currar y salir a las tantas, con lo que apenas estuve con ella y Pablo parecido, con lo que le tocó estar sola en la isla. El jueves tras bronca con el jefe, acabar todo a las 22:30 y a casita a montar la maleta para Guilin.
Realmente de Guilin vimos el aeropuerto y poquito más. Directos a Yangshuo. Todo ello está en la zona sur de China a una hora de avión de Hong Kong. Espectacular. Difícil de explicar. Si alguien viniera a China o a Asia supongo q la visita a la muralla sería obligatoria a priori, pero si tengo que elegir un solo sitio, una sola cosa a visitar tal vez ese pueblito perdido entre montes, ríos y niebla gana. Nada más salir del aeropuerto y coger un minibus te das cuenta de lo especial del sitio. La orografía es espectacular, miles de montañitas delgadas como pilares, verde y más verde en todos los tonos posibles, arboles desde pinos hasta palmeras pasando por todo el resto de especies en un paraiso para la vida. Y te plantas en la mitad de un pueblo construido literalmente entre las montañas y cuando estás encantado viendo aquello te embarcas en la proa de una barcaza y un paisaje de sueños, de cuentos de hadas chinos aparece delante: río, montañas entre la niebla, vegetación salvaje que crece por todas partes, incluso en acantilados, lugareños en barcas de madera remando con grandes bambús en las manos... Me repito. Difícil de explicar. Marga, que seguramente ha visto mucho más mundo que yo, lo hizo tal vez cuando se puso a llorar de la emoción y se quedó sin palabras. Mucha gente habrá visto el paisaje sin saberlo porque en ellos se basaron los chinos durante muchos siglos para pintar sus obras incluido en jarrones y platos que hoy no son extraños en occidente.
El resto del fin de semana encantados. Llovía, casi como regido por reloj. Una hora y media de lluvia, una hora y media sin llover. Pero la verdad es que la lluvia tampoco molestaba, con 28 grados y sin aires acondicionados no hay problema de frío y en cuanto paraba de llover secos casi de la misma. Actividades varias en el lugar. Comer lo más tradicional, arroz y noodles con vegetales, té, cerdo, todo cocinado delante tuyo. Paseo en bici. Descubrir que el pueblo es uno de los destinos turísticos por excelencia entre los chinos y que por tanto ya hay una zona de bares, de marcha, de muchos hotelitos, que tendría su gracia si no estuvieramos encantados con lo realmente tradicional.
Y como otro puntazo, meterse en las profundidades de una de las montañas. Tras un trayecto en bici, una cueva, una barquita entrando por ella y andar, y casi gatear por sus entrañas y punto culminante en lo más profundo con un baño de barro, descubrir q se flota en él, q se puede montar un tobogán y lavarse en el propio río subterraneo, pelearse con las chanclas chinas y la fuerza del río subterraneo que te las robaba saliendo a la superficie.
Muy divertido.
Encantado. Lo único malo es que suponía el final de la visita de Marga y ya me había acostumbrado a tenerla por aquí y encantado con ella de un lado para otro.
Ahora aita, ama y Urko han tomado el relevo y los tengo perdidos por la isla. Ya han descubierto que lo del calor aquí es cierto y los aires acondicionados y la nube constante que cubre la isla. Espero que el sol decida hacer acto de presencia en algún momento y les pueda enseñar alguno de los sitios chulos que ya descubrí.