Nuestra última parada fue Kyoto. La antigua capital del imperio. Ciudad tranquila, bajita, un poco pueblo aún con más de un millón de habitantes. Contraste con el moderno Tokyo.
Kyoto es un lugar a visitar con relax, idealmente en bici, cosa que no pudimos hacer porque nos llovió el día elegido. Pero aún así tuvimos tiempo para visitar templos, ver Budas, figuras representando a antiguos emperadores en uno de sus palacios, dragones, campanas de tamaño industrial con las que dar la bienvenida al año nuevo, puertas y más puertas, parques zen.
El último día decidimos unirnos a un tour con guía. "Jonhy" nos adentró, con su limitado inglés y su retahíla aprendida tras 11 años de practicamente mismo recorrido, en el Kyoto no tan turístico, más japonés. Sobre todo no permitió adentrarnos en una religión y una cultura curiosa.
Templos, dragones y gorditos es lo primero que se vé , pero ¿qué hay detrás? Los japoneses siempre tuvieron sus dioses, espiritus de la naturaleza que estaban en todo lo que les rodeaba, es lo que se conoce como
sintoismo. Poco después del siglo V los japoneses adoptan el
budismo chino y lo transforman para crear su propio budismo. La población admite las nuevas creencias y las une a las previas.
Así curiosamente crean una dualidad religiosa. Los espiritus se encargan del día a día, de las cosas mundanas y el budismo solo tiene que ver con el más allá. Así, para tener buena suerte, o para pedir tener un buen año en los estudios, o económicamente, o practicamente lo que se ocurra, existen distintos espiritus que habitan en templos por todo Japón a dónde se va de vez en cuando a hacerles una ofrenda. En caso de tener alguna preferencia incluso uno se puede convertir en benefactor de ese templo con menciones honorificas en los farolillos de la entrada, como lo era Jonhy en el templo de la sabiduría.
El budismo solo se encarga de la vida después de la muerte. Y curiosamente, a diferencia del resto de religiones que conocía, aquí todo el mundo va al paraiso. No hay que hacer nada para ello. Todos van allí. Un lugar, copio literal sus palabras, "de belleza incomparable, perfecto, que las pinturas del templo intentan recrear, con mujeres semidesnudas tocando música...", momento sonrisa de todos los occidentales pensando lo politicamente incorrecto del tema ;-P Aún así todas las familias se encargan de mantener ritos y donaciones periodicas a los templos para que se encarguen de los muertos, antepasados que están ya en el paraiso. Los monjes son los que visitan las casas, una vez al mes, más o menos. Casas normalmente adornadas con alguna imagen de buda o un pequeño altarcito, donde se llevan a cabo los distintos ritos, empezando por quemar incienso casi a diario. Los templos son principalmente lugares de reunión de religiosos y punto a visitar muy de vez en cuando por los creyentes.
Obviamente todo esto con matices, porque Japón es lo suficientemente grande como para tener distintas versiones de todo y tampoco es que la pequeña inmersión nos diera toda las perspectiva. Pero a grandes rasgos, poco que ver con la cultura cristiana y pensando un poco te lleva a entender ciertas cosas, ciertas conductas, porque esas cosas son las que afectan en la concepción de una sociedad. Poco a poco voy entendiendo mejor a las
japonesas que conozco.