Dejado el Lago Tekapo detrás, llegar a Queenstown. Desde donde ir a uno de los objetivos principales del viaje: hacer otro de los
Great Walks (grandes caminatas) de Nueva Zelanda. Esta vez en la zona alpina cerca de los fiordos. Intenté inicialmente reservar plazas para el
Milford Track, pero ya estaba hasta arriba. Así que acabamos yendo al
Routeburn Track, que era, según me decía Joan, uno de los mejores paseos que se podía hacer en todo el país/mundo.
El recorrido no es excesivamente largo. 32 kilómetros con tres mil metros de desnivel total, siempre entre los 400 y algo más de 1.200 metros de altitud. Tenía algunas dudas de en cuantos días hacerlo. Si fuera yo solo en un día :P La web oficial decía que de dos a cuatro días. Viendo los entrenamientos que habíamos hecho, el perfil del recorrido y donde estaban los refugios
decidí que tres días y dos noches. Así, además, si teníamos mala suerte con el tiempo algún día podríamos compensar, tomárnoslo con calma, visitar zonas alrededor... Reservar plaza en los refugios (hay que hacerlo con meses de antelación) y preparar todo el material: ropa, sacos, comida. A llevar todo encima.
Como comentaba, llegamos en autobús hasta Queenstown, en donde hacer noche y el siguiente día arriba pronto para coger minibus que nos llevaría al comienzo de la ruta.
Todo perfectamente señalizado y preparado. Claras sendas entre los árboles.
Un montón de cauces que se pasan con puentes de distintos tipos.
Hasta que llegamos a primera explanada abierta, entre la hierba que iba tomando color dorado.
Y el río que dividía el valle en dos.
Aquí es donde está el primer refugio: Routeburn Flats = "las planicies de la ruta quemada". No llegué a saber nunca la etimología del nombre de la ruta. Nos quedaba bastante todavía por andar, nosotros pararíamos en el siguiente refugio. Aprovechar para comer allí y como tenía ganas de explorar, decidí cruzar el río por la zona menos profunda.
¡Fría de narices! Agua que baja directamente de deshielo a unos 5-8ºC... Y como iba sin calzado (quitado para cruzar) con las piedrillas del fondo demasiado rápido no pude cruzar. Uf... Llegar a la otra orilla. Ponerme calcetines y zapatillas y a correr por la otra zona, siguiendo ruta que me marcaba el GPS del teléfono. Media hora de ida y media hora de vuelta en la que visitar zona que parecía casi virgen del todo.
Volver, recoger mochilón y seguir cuesta arriba. Algún "pequeño" árbol caído bajo el que pasar,
senda cortada en la roca,
hasta llegar al punto desde donde ver la planicie abajo con las montañas Humboldt con sus picos nevados detrás.
¿He dicho que alguna parte era empinada? Aquí alguien dándolo todo.
Antes de llegar al refugio.
Dejar las mochilas, comer un pequeño tentempié y a disfrutar de la zona. Se llama Routeburn Falls por las cascadas que están allí mismo.
Y seguir el cauce hacia arriba para continuar viendo el paisaje.
Agua limpia y transparente que baja
desde un paisaje de película (del Señor de los Anillos, aunque no se grabara nada creo exactamente allí).
No quisimos ir más arriba, porque era el recorrido que haríamos el día siguiente. Así que volver al refugio donde preparar la comida y oír las indicaciones del guarda forestal que allí residía. Entre otras nos propuso un juego, ver quien era capaz de descubrir el mayor número posible de idiomas en los murales que habían hecho previos visitantes al recinto en la anterior navidad: inglés, castellano, portugués, catalán, coreano, hebreo, hawaii, japonés, francés, chino, euskera (aunque no en la foto...)
El que más reconociera a partir de un mínimo se llevaba una estupenda tableta de chocolate... Que no conseguimos. Charlar un rato y pronto a dormir en literas de lo más rudimentarias.
Los refugios son funcionales y espartanos. Una cocina comedor con luz y quemadores de gas, donde prepararse uno la comida y estar algo más caliente por la gente. El resto sin iluminación. Cuatro baños. Y los "dormitorios", filas de literas sin más, con apenas aislamiento térmico y cero aislamiento sonoro con los vecinos... Menudos ronquidos del personal. Duchas, agua caliente y otros... Nada de nada.
Tras la noche bien metidos en el saco, despertarse, desayunar y empezar el siguiente día de caminata.
Y tras dejar atrás el valle que ya habíamos visto el día anterior nos encontramos con un lago.
La senda principal pasaba relativamente lejos de él. Así que decidimos dejar las mochilas a un lado de la senda y bajar sin peso. Gran decisión.
Las vistas eran espectaculares. La foto no llega a mostrar su belleza. Lago que baja de deshielo de montaña con nieve, que se convierte en cataratas, que se convierte en el río que conocíamos ya del día anterior, que baja por...
Tras nuestra desviación de media hora, volver a recoger las mochilas y seguir por la ruta estándar.
Más agua y montañas detrás.
Hasta llegar a Harris Saddle, el, en teoría, punto más alto del recorrido. Sin embargo si se va con tiempo, que era nuestro caso, merece la pena subir (tras dejar la mochila de nuevo) por caminito en zigzag en la montaña de detrás, Conical Hill (1515m).
Desde allí las vistas son de 360º, al camino dejado detrás
y las montañas con los picos nevados al oeste.
Bajar y seguir por la ruta. Si teníamos alguna duda de cómo se mantenía en tan buen estado, solucionado en directo. Bolsas de piedras dejadas por helicópteros sobre la senda y el guarda forestal de la zona arreglándola.
Empezar a bajar poco a poco en zona mucho más frondosa. Palos de hiking en la mano para hacerlo más sencillo. "Por favor, ¿puedes intentar no posar?". No funcionó la petición :D
Empezar a ver el lago (Lake Mackenzie) y la casita que sería nuestro segundo refugio donde pasar la noche.
Mucha humedad aquí con musgo creciendo por todas partes. Tierra de hadas y duendes.
Y llegar al refugio. Aquí lo primordial es encontrar la cama que le interese a uno y poner el saco que la delimita como tuya. En este caso nos pusimos en la parte de abajo de las literas y cuanto más alejados de la puerta posible, esperando tener algo menos de frío y ruido de gente entrando y saliendo. Aquí los cuartos con algo más de espacio, pero prácticamente igual de espartano.
Dar una vuelta por alrededor del lago, hasta una formación rocosa curiosa en la que entrar e investigar.
Y vuelta al refugio donde oír de nuevo las indicaciones del guarda, bromas, historietas y a cenar. No he hablado de esto en detalle... Como ya comentado hay que llevarse todo encima. La ropa, papel higiénico, comida, los utensilios para cocinar, cubiertos, tazas, todo menos el agua y el gas. Así que antes del viaje intenté calcular cuanto sería el mínimo necesario y que llevar. Visitando tiendas varias en Hong Kong acabamos con comida de expedición.
Paquetes varios. El de la foto de espaguetis a la boloñesa, pero teníamos de distintos sabores. Según la
publicidad y web del producto: "The Highest calorie to weight ratio available" = El mejor ratio de calorías por peso disponible. Comida
liofibilizada, vamos, a la que se le ha quitado todo el agua. El paquete abierto, de arroz con no sé que, tenía esta pinta.
Hervir agua en el pucherito que llevábamo, verterlo hasta la marca dentro del sobre, esperar unos cuantos minutos a que aquello se hiciera y a comer.
Sobre el papel todo estupendo. La realidad fue que los sobres naranjas estaban bastante malos. Los de Pro-Trek (que había probado anteriormente ya) bastante mejores. Aparte llevamos una bolsa grande de pan de molde, pavo y jamón, algo de fruta, anacardos, geles y barritas varias. Algo menos de 3.000 kalorias al día para cada uno, que, de nuevo, parecían suficientes cuando lo calculaba, pero que se quedaron cortos. Para la próxima vez muuucha más comida requerida y a poder ser de la de verdad. Ídem para el equipo. Compramos un saco bastante decente para Miao, pero yo acabé llevándome
el de muy verano que compré hace siglos + un forro de seda multiusos que tengo para poner dentro (sube unos cinco grados). Tras intentar limpiarme un poco con agua congelada, con la humedad y el frío del lugar y con viento entrando de continuo en el cuarto... Tuve que acabar con toda la ropa bien puesta encima dentro del saco. Frío...
Nos quedaba el último día que amanecía bastante cubierto. Desayuno y en cuanto mejoró un poco coger camino.
El punto más espectacular aquí son las cataratas junto a las que se pasa.
Docenas de metros de altura.
Volver a bosque cerrado lleno de musgo.
Mucha niebla. Llover. Encontrar el último de los refugios, Lake Howden, aunque del lago no pudimos apenas ver nada entre la niebla.
Esperar pacientemente a ver si aquello escampaba. Pero no hubo manera. Así que decidimos seguir metidos en la nube. Unos cuantos bastantes kilómetros. Tristes por no poder ver apenas, pero contentos por haber sido capaces de disfrutar los días anteriores con tan explendido tiempo. Hasta llegar al final del recorrido.
¡Prueba superada! Y de regalo, esa tarde-noche,
nos esperaba un crucero.