Factor de protección N
Todos cuando llegamos a Hong Kong nos sorprendemos con el tema de las cremas solares. El mínimo habitual a encontrar en tiendas es cincuenta y no es extraño ver, noventa, ciento treinta e incluso más, bastantes con principios blanqueantes. Ya he hablado sobre los gustos y estética en Asia, así que esto no sería mucha novedad para los asiduos. Pero es divertido recordar cómo ha cambiado mi percepción a lo largo de estos años.
Cuando llegué estaba, como todo recién llegado, sorprendido y un poco mosqueado "quiero mi Nivea factor 15 o 30 máximo, ¡¿a donde van estos chinos?!". El primer "encontronazo" con el sol fue jugando a fútbol. Me invitaron a un partido y amiga por teléfono me dijo que iba a llover. Mirar por la ventana y nublado "va, nada, a jugar". Para cuando llegué a Victoria Park, cinco minutos andando desde el primer piso donde viví, tenía más pinta de aclarar que de llover. Campo de siete para siete, un equipo con camisetas y el otro, el nuestro, sin ellas, para diferenciarnos. Empezar a jugar y al de cinco minutos ya sol encima de nuestras cabezas. Una hora y poco más de partido, volver a casa y descubrir que estaba como un tomate... ¡Dios, pero como pega el sol aquí! Pensé que tal vez fuera porque estaba muy blanco antes, era el primer día de solazo de aquella primavera...
Con el tiempo descubrí que no. Pura lógica, cuanto más cerca al ecuador más pega el sol, pero a las cosas del día a día, esas cosas pequeñas que das por "normales", cuesta acostumbrarse. Hoy ya cambiados los hábitos. La crema deja de ser algo para el verano y la playa. Fuera de invierno cada vez que salimos de hiking o cualquier actividad outdoor recordar coger la crema. Yo, quién lo iba a decir, con gafas de sol e incluso visera.Aquí foto con toda la colección en un viaje, de derecha a izquierda: crema hidratante diaria con factor 15 incorporado, body glide para evitar las rozaduras con 25, factor 30+ súper resistente al agua comprado en Nueva Zelanda (donde el agujero en la capa de ozono requiere más protección que la necesaria en similar altitud en el norte), factor 50 también comprado para NZ específicamente para mi nariz y mejillas (que absorben rayos de sol al doble de velocidad, parece), 75 y 130 que llevaba mi compi y que en algún momento yo también utilicé. Nada más levantarse y antes de salir a la calle puesto, recordar ponerse más al de cuatro horitas, etc.
Y ver como siempre que viene una nueva hornada de becarios u otros extranjeros que no tienen experiencia en la zona hacen las mismas "tonterías". Las quejas y sorpresa inicial. Día de junk boat e irse de cabeza a la cubierta desde el primer minuto (receta segura para abrasarse). Ir de viaje a Filipinas o a algún lugar similar y no tomar las medidas mínimas. Quemados, rojos, incluso alguna que acabó literalmente naranja y granate, ya bien pasado el rojo...
Actualización (02/02/2012): En respuesta a comentarios por mail. Parece ser (leyendo de la wikipedia y otros) que por ley en la UE el factor máximo que se puede indicar es 50+ , lo que significaría realmente un factor de protección superior a 60. Y en Australia ese 30+ es el máximo. Se hace así para evitar malos usos de usuarios con un entendimiento limitado del significado de ese factor.
De todas maneras doy fe de que un 130 protege más que un 75, básicamente porque la chica en cuestión utilizó el 130 en la cara durante todo el viaje y 75 en el cuerpo (donde normalmente uno tiene menos incidencia del sol, como piernas, brazos etc) y ninguna quemadura en ninguna parte, pero al final del viaje mucho más morena en el cuerpo que en la cara. Nada científico pero aclarador.
Cuando llegué estaba, como todo recién llegado, sorprendido y un poco mosqueado "quiero mi Nivea factor 15 o 30 máximo, ¡¿a donde van estos chinos?!". El primer "encontronazo" con el sol fue jugando a fútbol. Me invitaron a un partido y amiga por teléfono me dijo que iba a llover. Mirar por la ventana y nublado "va, nada, a jugar". Para cuando llegué a Victoria Park, cinco minutos andando desde el primer piso donde viví, tenía más pinta de aclarar que de llover. Campo de siete para siete, un equipo con camisetas y el otro, el nuestro, sin ellas, para diferenciarnos. Empezar a jugar y al de cinco minutos ya sol encima de nuestras cabezas. Una hora y poco más de partido, volver a casa y descubrir que estaba como un tomate... ¡Dios, pero como pega el sol aquí! Pensé que tal vez fuera porque estaba muy blanco antes, era el primer día de solazo de aquella primavera...
Con el tiempo descubrí que no. Pura lógica, cuanto más cerca al ecuador más pega el sol, pero a las cosas del día a día, esas cosas pequeñas que das por "normales", cuesta acostumbrarse. Hoy ya cambiados los hábitos. La crema deja de ser algo para el verano y la playa. Fuera de invierno cada vez que salimos de hiking o cualquier actividad outdoor recordar coger la crema. Yo, quién lo iba a decir, con gafas de sol e incluso visera.Aquí foto con toda la colección en un viaje, de derecha a izquierda: crema hidratante diaria con factor 15 incorporado, body glide para evitar las rozaduras con 25, factor 30+ súper resistente al agua comprado en Nueva Zelanda (donde el agujero en la capa de ozono requiere más protección que la necesaria en similar altitud en el norte), factor 50 también comprado para NZ específicamente para mi nariz y mejillas (que absorben rayos de sol al doble de velocidad, parece), 75 y 130 que llevaba mi compi y que en algún momento yo también utilicé. Nada más levantarse y antes de salir a la calle puesto, recordar ponerse más al de cuatro horitas, etc.
Y ver como siempre que viene una nueva hornada de becarios u otros extranjeros que no tienen experiencia en la zona hacen las mismas "tonterías". Las quejas y sorpresa inicial. Día de junk boat e irse de cabeza a la cubierta desde el primer minuto (receta segura para abrasarse). Ir de viaje a Filipinas o a algún lugar similar y no tomar las medidas mínimas. Quemados, rojos, incluso alguna que acabó literalmente naranja y granate, ya bien pasado el rojo...
Actualización (02/02/2012): En respuesta a comentarios por mail. Parece ser (leyendo de la wikipedia y otros) que por ley en la UE el factor máximo que se puede indicar es 50+ , lo que significaría realmente un factor de protección superior a 60. Y en Australia ese 30+ es el máximo. Se hace así para evitar malos usos de usuarios con un entendimiento limitado del significado de ese factor.
De todas maneras doy fe de que un 130 protege más que un 75, básicamente porque la chica en cuestión utilizó el 130 en la cara durante todo el viaje y 75 en el cuerpo (donde normalmente uno tiene menos incidencia del sol, como piernas, brazos etc) y ninguna quemadura en ninguna parte, pero al final del viaje mucho más morena en el cuerpo que en la cara. Nada científico pero aclarador.