Verano y gripe
Al cerebro humano le gusta hacer asociación de ideas. Veamos, digo "Navidades" y aparecen en la mente cenas, regalos, Olentzeros, Papa Noeles o Reyes Magos, turrón, polvorones, un arbol de navidad, tal vez nieve... Digo "verano" y aparece un sol radiante, una playa, un chiringuito, juegos con amigos, fiestas al aire libre... Lo que seguro que para nada lo asocio es con gripe. La gripe es de épocas frías, de bufandas, de ir hasta arriba de ropa. Pero en este mundo al reves que es Hong Kong julio y agosto son los meses para cogerla. Humedad a niveles extremos, calorazo, aires acondicionados en los edificios a todo trapo, te pilla un chaparrón en la calle de esos que no te libras de empaparte ni con paraguas y cuando llegas a refugio pasas frío, mucho frío. O sino, con toda la gente que hay aquí y todos bajos los mismos aires acondicionados que desperdigan los viruses hacia todos los lados...Aquí estoy, en casa, en un fin de semana de encierro voluntario, apenas hecho más que moquear, dormir y hacer cosas varias en estos pocos metros cuadrados. Nada serio, pero si incómodo, sobre todo porque todos los remedios aquí se antojan un poco estúpidos. "A la cama bajo la manta a sudar", sería lo que te diría tu abuela. Pero aquí el solo hecho de dormir sin aire acondicionado significa cocerte en tu propio caldo. Al final llega un momento en el que tras pelearte e intentarlo durante horas, claudicas y enciendes ese aparato salvador y diabólico a la vez.
Hong Kong, verano y gripe, mala combinación.
Hong Kong, verano y gripe, mala combinación.