El punto de no retorno
Hace ya muchos años que leí esto por primera vez. No sé como llegué a ello. Supongo que a través de un blog de un amigo de un amigo de... el mundo de los becarios y los "expatriados". De una forma sencilla explica un sentimiento que muchos tienen o tenemos o tuvimos, no sé muy bien que verbo elegir. Copio y pego parte:
"... cuando uno sale, y ve el mundo con los mismos ojos de antes, las ideas que antes parecían ser ley de vida, adquieren otros matices, otras formas. Aquellas ideas tan claras, pasan a ser parte de la historia de uno, o a formar parte de "un todo" mucho mas complejo y completo que antes.
Cuando uno se da cuenta de que hay vida debajo de "Pajares" (frontera natural entre Asturias y León), de que las convicciones de uno pueden y deben ser modificadas, y de que la vida es mas simple que todo eso...
Es cuando uno crece. Creces como persona, como humano, como amigo. Llega un punto en el que uno crece, un punto en que...
Cuando regresas a casa, tu casa, la que ha sido toda tu vida, la que seguirá siendo toda tu vida, y ves que nada ha cambiado excepto las "nuevas coñas" de tus amigos, que parece que todo sigue en su sitio, todo excepto tu. Tu mente ha cambiado pero tu entorno no.
Tus amigos siguen en el mismo bar del que saliste hace cinco años y la carretera de tu casa sigue en el mismo mal estado que siempre. Las preocupaciones de tus familiares, amigos y gente que te quería y te sigue queriendo sigue discutiendo las mismas cosas, pero nada ha avanzado. Es como si el tiempo se hubiese paralizado para todos excepto para tí.
Ya no quieres repetir las, mismas acciones, mismas risas, misma vida que antes. Todo pertenece al pasado ahora. Has estado tanto tiempo probando cosas nuevas, y cuando pretendes probarlas en tu propia casa, todo son reticencias. "Total, siempre va a estar ahí", te responden. Pero para ti, ya ves la vida desde otro punto de vista, aprecias cada minuto en casa de una manera que los demás no entienden, no quieres quedarte quieto y hacer como si nada hubiese pasado en estos últimos años. Te empiezas a sentir extraño entre los que te aman. Sientes que quieres volver a salir.
Y es cuando te sientes como una sombra, cuando regresas al exterior, a ese sitio desde donde regresaste "a tu casa", y te das cuenta de que ahora te encuentras en un entorno donde cada día es una experiencia distinta, todo nuevo...
Mi amigo me dijo que hay un punto en el cual se cambian los papeles. Un punto de "no retorno". Un punto en el que no quieres volver a casa, porque eso significa estancarse, y que sin embargo eres el primero en querer regresar. Llevas a tu tierra y tus amigos en el corazón, pero cuando realmente estás allí, eres una sombra. Amas a tu tierra en la distancia, pero "la odias" cuando estás ahí por no haber cambiado, por no haberte dado una oportunidad de poder tener una vida digna allí. Es cuando agradeces la ingratitud de tu tierra por haberte forzado a cambiar tu mente haberte hecho despertar de ese sueño.
Tengo miedo de llegar a ese punto, porque quiero volver a mi tierra. Pero soy consciente de que "no se es consciente" cuando se está cruzando ese punto..."Recuerdo a Diego, gallego, becario ICEX, segunda hornada que conocí aquí. No era la primera vez que estaba fuera. Había vivido en Irlanda algún tiempo creo, me suena que de Erasmus o algo similar. No sé. No importa realmente. Vino aquí y estuvo 15 meses. Suficiente tiempo como para hacerse a la ciudad, a su gente, a su ritmo. Se acabó su beca y aunque intentó encontrar trabajo aquí, no tuvo suerte y se volvió a su tierra. Llegar y darse cuenta que de repente todo le parecía vacío, sin gente, decía con sorpresa que sufría un shock "cultural" por primera vez en su vida, ¡en su propia casa! Veía todo distinto tras meses (no muchos comparado con toda una niñez y juventud) en esta ciudad que te atrapa y transforma. Con todo, el tiempo pasó y ahora es feliz por aquellas tierras.
El texto arriba. Como muchos yo me sentí identificado. Sí que es cierto que durante un tiempo tenía la sensación de volver a casa y sentir que todo se había parado en el tiempo, amigos, familia, conversaciones que se repetían. Días para disfrutar de todo aquello, pero empezar a querer de nuevo mi rutina en Hong Kong, que es de todo menos rutina.
Ahora cambia un poco mi perspectiva. Muchas cosas que han pasado por aquellas tierras lejanas, malas (mi pésame más sentido por los que nos dejaron, sobre todo los cercanos, con los que había estado "de copas" hace nada) y buenas. Amig@s que empiezan a casarse, niños, pasos adelante. Y ya son 6 años en estas tierras, un año anterior en Miami. Siete años ya fuera del todo y dos anteriores a caballo. Por eso, volver a Bilbao es volver a casa, pero volver a Hong Kong también lo es.
Recuerdo la sensación, hace un tiempo, de agobio camino al aeropuerto. De madrugada, coger el autobús desde CauseWayBay, donde vivía, y pasar por todos esos sitios que han sido mi día a día en los últimos años (CauseWayBay, Wanchai, Admiralty, Central, LanKwaiFong, SheungWan, Lantau...) dándome cuenta que algún día haría ese mismo trayecto camino al aeropuerto pero para dejar esta ciudad y empezar una nueva vida, tal vez en Bilbao o algún otro sitio. E imaginarme ese momento me dio pena, agobio. Definitivamente esto es casa también y lo seguirá siendo aún cuando me vaya.
Dedicado a los que han estado de charla conmigo de lo divino y lo humano y a los que he bombardeado con mis distintos puntos de vista.
"... cuando uno sale, y ve el mundo con los mismos ojos de antes, las ideas que antes parecían ser ley de vida, adquieren otros matices, otras formas. Aquellas ideas tan claras, pasan a ser parte de la historia de uno, o a formar parte de "un todo" mucho mas complejo y completo que antes.
Cuando uno se da cuenta de que hay vida debajo de "Pajares" (frontera natural entre Asturias y León), de que las convicciones de uno pueden y deben ser modificadas, y de que la vida es mas simple que todo eso...
Es cuando uno crece. Creces como persona, como humano, como amigo. Llega un punto en el que uno crece, un punto en que...
Cuando regresas a casa, tu casa, la que ha sido toda tu vida, la que seguirá siendo toda tu vida, y ves que nada ha cambiado excepto las "nuevas coñas" de tus amigos, que parece que todo sigue en su sitio, todo excepto tu. Tu mente ha cambiado pero tu entorno no.
Tus amigos siguen en el mismo bar del que saliste hace cinco años y la carretera de tu casa sigue en el mismo mal estado que siempre. Las preocupaciones de tus familiares, amigos y gente que te quería y te sigue queriendo sigue discutiendo las mismas cosas, pero nada ha avanzado. Es como si el tiempo se hubiese paralizado para todos excepto para tí.
Ya no quieres repetir las, mismas acciones, mismas risas, misma vida que antes. Todo pertenece al pasado ahora. Has estado tanto tiempo probando cosas nuevas, y cuando pretendes probarlas en tu propia casa, todo son reticencias. "Total, siempre va a estar ahí", te responden. Pero para ti, ya ves la vida desde otro punto de vista, aprecias cada minuto en casa de una manera que los demás no entienden, no quieres quedarte quieto y hacer como si nada hubiese pasado en estos últimos años. Te empiezas a sentir extraño entre los que te aman. Sientes que quieres volver a salir.
Y es cuando te sientes como una sombra, cuando regresas al exterior, a ese sitio desde donde regresaste "a tu casa", y te das cuenta de que ahora te encuentras en un entorno donde cada día es una experiencia distinta, todo nuevo...
Mi amigo me dijo que hay un punto en el cual se cambian los papeles. Un punto de "no retorno". Un punto en el que no quieres volver a casa, porque eso significa estancarse, y que sin embargo eres el primero en querer regresar. Llevas a tu tierra y tus amigos en el corazón, pero cuando realmente estás allí, eres una sombra. Amas a tu tierra en la distancia, pero "la odias" cuando estás ahí por no haber cambiado, por no haberte dado una oportunidad de poder tener una vida digna allí. Es cuando agradeces la ingratitud de tu tierra por haberte forzado a cambiar tu mente haberte hecho despertar de ese sueño.
Tengo miedo de llegar a ese punto, porque quiero volver a mi tierra. Pero soy consciente de que "no se es consciente" cuando se está cruzando ese punto..."Recuerdo a Diego, gallego, becario ICEX, segunda hornada que conocí aquí. No era la primera vez que estaba fuera. Había vivido en Irlanda algún tiempo creo, me suena que de Erasmus o algo similar. No sé. No importa realmente. Vino aquí y estuvo 15 meses. Suficiente tiempo como para hacerse a la ciudad, a su gente, a su ritmo. Se acabó su beca y aunque intentó encontrar trabajo aquí, no tuvo suerte y se volvió a su tierra. Llegar y darse cuenta que de repente todo le parecía vacío, sin gente, decía con sorpresa que sufría un shock "cultural" por primera vez en su vida, ¡en su propia casa! Veía todo distinto tras meses (no muchos comparado con toda una niñez y juventud) en esta ciudad que te atrapa y transforma. Con todo, el tiempo pasó y ahora es feliz por aquellas tierras.
El texto arriba. Como muchos yo me sentí identificado. Sí que es cierto que durante un tiempo tenía la sensación de volver a casa y sentir que todo se había parado en el tiempo, amigos, familia, conversaciones que se repetían. Días para disfrutar de todo aquello, pero empezar a querer de nuevo mi rutina en Hong Kong, que es de todo menos rutina.
Ahora cambia un poco mi perspectiva. Muchas cosas que han pasado por aquellas tierras lejanas, malas (mi pésame más sentido por los que nos dejaron, sobre todo los cercanos, con los que había estado "de copas" hace nada) y buenas. Amig@s que empiezan a casarse, niños, pasos adelante. Y ya son 6 años en estas tierras, un año anterior en Miami. Siete años ya fuera del todo y dos anteriores a caballo. Por eso, volver a Bilbao es volver a casa, pero volver a Hong Kong también lo es.
Recuerdo la sensación, hace un tiempo, de agobio camino al aeropuerto. De madrugada, coger el autobús desde CauseWayBay, donde vivía, y pasar por todos esos sitios que han sido mi día a día en los últimos años (CauseWayBay, Wanchai, Admiralty, Central, LanKwaiFong, SheungWan, Lantau...) dándome cuenta que algún día haría ese mismo trayecto camino al aeropuerto pero para dejar esta ciudad y empezar una nueva vida, tal vez en Bilbao o algún otro sitio. E imaginarme ese momento me dio pena, agobio. Definitivamente esto es casa también y lo seguirá siendo aún cuando me vaya.
Dedicado a los que han estado de charla conmigo de lo divino y lo humano y a los que he bombardeado con mis distintos puntos de vista.