de casa. Sí. Regalo de cumpleaños para la niña: billetes a Nueva Zelanda. Así que en estos exactos momentos estaremos por los parajes que salen en el vídeo.La senda de Routeburn, en Fiorland, una de las zonas más al sur de la isla sur de Nueva Zelanda. De nuevo andar y andar por sendas como plan principal, esperemos, tecleando con los dedos cruzados, con mejor tiempo que la vez anterior.
No volamos con Air New Zealand, pero la verdad es que siguen haciendo vídeos de seguridad de lo más entretenidos y me hizo gracia que justo viera este haciendo referencia a la ruta principal a andar. Así como con Bear Grylls, el cual vi en fotos de material vario unas cuantas veces en las tiendas de hiking visitadas para comprar lo que necesitábamos.
Son dos palabras que no se llevan demasiado bien. Que se lo digan a mis pobres "cacharritos". Aquí la cámara en la UVI intentando recuperarse de un casi ahogamiento.
Hiking de despedida de Emilio, un chico del Santander. Subir por el cauce de un río, con cascadas y varios al estilo Man Cheung Po. Pero la cosa se fue complicando un poco. Empezó a chispear y seguí sacando fotos. Luego a llover de verdad. Pedí que me metieran bien la cámara dentro en la mochila. Equivocación y no cubierta del todo durante un buen rato, hasta que me solté la mochila para coger algo y descubrir la cámara casi en el suelo... Ufff... Envolverla como bien pude en una toallita y meterla bien al fondo de la mochila dentro de bolsa impermeable. Seguir andando, ya pondré fotos con algo mejor tiempo, porque el sitio lo merece. La niebla que se nos echó encima... De esta que no ves a más de cinco metros. Este... Discusión sobre hacia donde ir. Unos decían que para abajo, por recorrido que veíamos marcado con lacitos. Otros que preferían tirar para arriba y evitar volver a acercarnos a rocas demasiado resbaladizas con la lluvia. Así que tuve que sacar el teléfono y con el GPS y los mapas decidir que parecía mucho más seguro seguir ascendiendo y encontrar una de las sendas principales de la zona, que conocía bien. Decisión acertada. Dura ascensión para algunos, pero llegamos entre la niebla y la vegetación a la senda, recibida con gritos de júbilo :P
Bajar al metro y ya bajo techo ver como estaba la cosa. La pantalla de la cámara haciendo cosas muy raras. Oh, oh. Claros sítomas de exceso de agua. Apagar rápido. Quitar la batería. Llegar a casa y meter en arroz durante tres días. Recuperada. Más o menos. Alguna parte mecánica no está correcta del todo, pero sigue funcionando.
El teléfono sin embargo no tuvo tanta suerte. Ya había dado muestras de mal funcionamiento tras sudada buena corriendo por Filipinas, la pantalla táctil empezando a hacer cosas raras. La semana tras sacarnos de la niebla empezó a morir del todo poco a poco. Milímetro a milímetro por los laterales, hasta que en cosa de pocas semanas 1cm central era todo lo que funcionaba. Tocaba buscar nuevo teléfono. Así que a investigar que podría haber en el mercado que cumpliera con nuevo requisito confirmado por el día a día: necesitaba algo resistente al agua. Había visto algún teléfono de los que llaman "rugged phones", especialmente hechos para aguantar golpes y varios, pero no era lo que quería. Hasta descubrir la serie de Sony resistente al agua. Esperar un buen rato hasta que saliera a la venta en Hong Kong el que quería. Mientrs con teléfono de los 90, sin internet ni nada, un mes y pico. Y acabar con el Sony Experia V.
A nivel de prestaciones, calidad/precio y varios, no es lo mejor que había en el mercado, el Nexus4 tenía muy buena pinta. Pero aguanta el agua y es lo que necesito. Un metro de profundidad durante 30 minutos según las indicaciones. Probado en directo cayéndome en río la primera semana de uso. Aguantar, aguanta :P Aunque la verdad es que a primera vista no dirías que lo fuera. Finito. Tapa de plástico que se quita con relativa facilidad. Pero aseguran que se mantiene la impermeabilidad mientras que lo trates bien: no excesivos golpes y utilizar los jacks (entradas tanto de micro, auriculares, USB) lo menos posible. Sin problema por ahora con auriculares inalámbricos (bluetooth) que ya tenía desde hace años, una tarifa de datos con mucho margen y un dock de carga que evita tener que utilizar el USB. Así que espero que no haya problema con niebla, lluvia, sudores y varios que son habituales en mis fines de semana.
Una vez que estaba mirando tecnología también aproveché para ponerme un poco al día con cámaras sumergibles. Hacía ya unos años había barajado la posibilidad de comprarme una Canon que podías meter hasta 10 metros bajo el agua para sustituir la cámara vieja y sacar fotos y videos en las olas o buceando, etc. Pero me parecía un poco tocho y como la previa seguía funcionando muy correctamente lo dejé de lado. Mirando esta vez descubrí que había otra gama de cámaras que no había barajado nunca y tal vez sirvieran para las cosas que hago: action cams = cámaras de acción. Las que usan la gente para grabar sus videos haciendo snow, o saltando en paracaidas, surf, etc. Versátiles. Super pequeñas y ya pudiendo hacer fotografías buenas bajo condiciones de luz correctas. Tras darle unas cuantas vueltas acabé con la GoPro 3 Black Edition de regalo de navidad, como ya comenté. Para mostrar lo pequeña que es, sobre a una tarjeta.
Chiquitina y mona ella. Con su carcasa encima aguanta sin problemas hasta los 60 metros de profundidad (30-40 lo máximo que se bucea). Muchas monturas y correas posibles. Por ahora me he hecho con la de cabeza.
Que ya he empezado a utilizar para bucear, saltar entre rocas y cascadas, escalar (como ya visteis) y más. La cámara es tan pequeña que no tiene pantalla ni visor. Lo que le añade un nuevo reto a enfocar correctamente. Un truco consiste en ponérselo en la cabeza apuntando hacia delante y seguir la acción con la cabeza. En la mayoría de los casos saca incluso más de lo que yo calculo, al tenerlo en modo "extra-panorámico", no sé cuantos grados saca, pero especie súper gran angular camino a ojo de pez (con algo de distorsión incluida). Para tomas con más tranquilidad la cámara tiene un transmisor wifi con el que se puede conectar al teléfono. Así que a través de la pantalla de este puedo ver lo que se está enfocando. A la aplicación del teléfono solo le falta poder reproducir lo grabado anteriormente y ya sería perfecta. A la espera de futuras actualizaciones.
Por ahora, así ando por el monte y viajes. Con nuevos cacharritos con los que disfrutarlos, grabarlos y mostrarlos. Poco a poco iré subiendo cosas.
Como ya comenté 2012 tuvo muchos viajes, aunque no he subido la mitad. Trabajo y bodas, me hicieron ir a la península un par de veces y tener a Miao descubriendo Asia, revisitar y descubrir unos cuantos sitios nuevos. Siete viajes en total. Menuda huella de carbono...
Una vez ido a Palawan, otro lugar al que me apetecía ir de nuevo era la provincia de Guan Xi, donde había estado el primer año en Yangshuo. Esta vez con algo más de tiempo, seis días de semana santa. Para quitarnos el primer vuelo y hacerlo en el más estilo mochilero, coger tren a Shenzhen y desde allí autobús nocturno hasta Yangshuo. Coche-cama literal.
Literas en donde acurrucarse. Pena que no midieran 15cm más y entraría estirado del todo. Con el amanecer, bastante gris, llegar al pueblo. Pasear sus calles intentando localizar el hotel donde dormiríamos las primeras tres noches y pasar por delante de una tiendita que sería punto de "repostaje" habitual los siguientes días.
Baozi. Bollos al vapor rellenos de un montón de ingredientes diversos: vegetales, carne, huevo, alubias dulce... Cada color (en la punta) es un tipo distinto. Con todo lo que me gusta el pan o lo que se le parezca, este es uno de mis desayunos chinos preferidos. Elegir unos cuantos que te meten en una bolsa de plástico, si es para llevar, con un buen baso de leche de soja fría. Rico, rico.
Encontrar el hotel, dejar las mochilas y al río Li.
Barcas de bambú con las que bajarlo tranquilamente sentados. Llevados parte por la corriente, parte por el conductor empujando bambú en mano. El paisaje, ya conocido, con montañitas al estilo Dragoi Bola y vegetación exuberante.
Para moverse de un lugar a otro la hija de la dueña del hotel de guía. Aquí haciendo un poco el tonto.
¿Haciendo exactamente qué? Ir al siguiente punto de la excursión, en este caso el restaurante, en nuestro tándem alquilado.
Medio azul, medio rosa. En Yangshuo se puede alquilar bicicletas de todo tipo, incluyendo buenas "mountain-bikes". Pero como Miao no controla lo suficiente como para andar campo a través, el tandem parecía la mejor solución. Aunque un resbalón si tuvimos, en zona no asfaltada, que llevó a bastante barro en su pantalón. No big deal, porque nos ibamos a llenar de barro voluntariamente poco más tarde.
Cueva a visitar con piscina de barro en la mitad. La verdad es que tengo mejor recuerdo de la anterior, mucho más auténtica. Aquella ibas con tu linterna. La de esta vez todo en versión más "china": iluminada todo con bombillas, sin apenas sensación de estar andando por una cueva, aunque el baño de aguas "termales" estuviera muy bien. Tanto como para que alguna se quedara dormida allí dentro.
Siguiente día visita turística a un parque llamado "Shangri-la". A saber cuantos sitios en China utilizan este nombre de lugar idílico inventado. Trayecto de bus, pegarnos un rato largo con los de la cola: no reconocían el tíquet que nos habían emitido en una agencia de viajes. Que si llamadas a la agencia que no cogía. Malas caras. Discusiones. Y entrar al recinto en sí. Unos cuantos edificios alrededor de un río/lago con material utilizado tradicionalmente por los lugareños.
Vestigios culturales que van desde casi los hombres de las cavernas hasta las distintas dinastías chinas. Coger barquito e ir viendo la zona, más algunos bailes, música local etc representado en las orilla.
No nos hizo excesiva ilusión. Volver a Yangshuo y subir a una de las muchas montañitas de la zona. Esta directamente en el parque principal del pueblo/ciudad. Escaleras de roca para arriba y encontrarnos con unos locales echando la partida de cartas bajo una pérgola.
Despertarnos con otra mañana gris y fría. Para empezar con ganas otro desayuno local, una especie de sopa con fideos, muchos vegetales, carne de caballo y picante al gusto.
Plato caliente y contundente. Coger autobús y llegar a Yangdi desde donde andaríamos junto al río Li hasta Xingping. Coger bus hasta el comienzo del recorrido y pegarnos un poco para descubrir como comprar los tíquets que nos permitirían cruzar el río para poder seguir el camino. Como no, en China, regatear también para esto. En cuanto pusimos el pie en tierra docenas de locales ofreciéndonos tíquets para las distintas opciones: bajar en barco, en balsa de bambú o andar. La verdad es que son unos pesados y encontrar un lugar oficial donde arreglarlo uno por su cuenta imposible. Tras mucho regateo finalmente conseguimos los billetes, aquí con la señora toda feliz que nos los vendió.
Los billetes en cuestión daban acceso a unos ferries pequeños como el de la foto, con su señal (flecha bidireccional) en el techo, que te llevaban de un lado al otro del río. Tres o cuatro trayectos cortos que permiten seguir el sendero principal.
Bonito paseo
Pasando por pequeños pueblos de pocas casas y niños tranquilamente correteando.
Gallinas, pollos, ganado vario...
Plantaciones diversas. Muchos naranjos. Y lluvia fina constante. Alguien con su chubasquero "low-tech".
La humedad constante hace que el lugar tome todas las posible tonalidades del verde.
Llegar a Xingping.
Uno de los paisajes más conocidos de China, al estar en los billetes de 20 yuanes. Como habíamos hecho el recorrido bastante rápido, seguimos dando vueltas. Primero a un pequeño mirador que hay en el mismo pueblo.
Y luego "de aventura". Tenía la sensación de que si tirábamos en cierta dirección llegaríamos a un pueblo pesquero cercano, famoso por haber sido visitado por distintos presidentes. Entre casas hasta encontrar la senda. ¡Premio para el niño! Camino pintoresco que empezaba con estas escaleras de roca.
Nos gustó mucho todo el recorrido, aunque nos cayera el diluvio encima y por tanto no pudiéramos sacar apenas fotos.
Dar una vuelta por el pueblo y (tras regatear de nuevo...) barco hasta el punto de inicio.
Los dos últimos días los pasaríamos en Longsheng. 150km al nor-noroeste de Yangshuo. Pequeños utobuses que suben por carreteras llenas de curvas, hasta llegar al lugar. Ver un poco de la cultura local, con su estilo de edificación tradicional. Sus minorías raciales locales con sus costumbres: en el caso de las Yao las mujeres no se cortan nunca el cabello y van enrollando de distintas maneras en función de su estado. Un espectáculo en donde ver un poco de todo ello.
Y tirar monte arriba, que era lo que nos interesaba. Encontrar un hotel donde dejar las mochilas y a ver la naturaleza de la zona. Pasando por pintorescos puentes.
Pueblos con sus animales paseando tranquilamente por sus "calles"
Tejados y más tejados de pizarra.
Y la característica más conocida del lugar, terrazas y más terrazas de arroz. Hectáreas y hectáreas de tierra ingeniadas para maximizar el cultivo. Lineas y lineas por todas partes.
El día siguiente despertarnos prontito y de paseo hasta el siguiente pueblo. Con arrozales y terrazas siempre rodeándonos.
Curioso paisaje que sorprende al que no ha pasado un tiempo antes en Asia. Se consideran una de las razones por las que China llegó a ser el imperio que fue. Capaz de cultivar de la forma más eficiente tierras de orografía compleja y dar de comer a miles de personas. Paisajes de otros tiempos.
Un día de paseo tranquilo hasta llegar al punto final donde encontrar carretera.
Bus bajando de nuevo por carretera serpenteante. Otro bus hasta Guilin. Comida tardía. Regatear por el taxi. Aeropuerto. Regatear por el asiento :P ¡A casa!
Dejar el barco, lancha rápida y furgoneta hasta Phuket pueblo. Ir a cenar junto al mercado nocturno, donde ver todo tipo de viandas incluyendo insectos y similares que no probamos. Dormir y al ferry rumbo a las islas de PhiPhi. No demasiado buen tiempo, lo que estropea las fotos típicas de Maya Beach, la playa de "La Playa". Película de Leonardo DiCaprio que hizo mundialmente famoso el lugar.
Coger un tour en el que visitar los lugares mas turísticos. Snorkel. Fotos.
Y mas fotos.
Y volver a la isla grande con un poco de chasco en el cuerpo. Tocaba decidir si seguir en PhiPhi o embarcar a siguiente destino. Decidimos quedarnos y fue un acierto. El día siguiente salió el sol y desde el mirador las vistas eran estupendas.Una senda que sube hasta los 300 metros, calculo que no mas, pero que permite ver lo bello de la isla.
Bajar a la playa.
Y pasear por la costa disfrutando de las vistas.
Lo mucho que mejoran con el sol arriba. Por el camino ver de todo un poco, incluidas familias locales con mascotas de lo más variopintas. Una iguana de tamaño cocodrilo o monitos vestidos...
Coger ferry a media tarde que nos llevaría a "Reili", parte de la provincia de Krabi. Trayecto apacible, poner pie en tierra y una buena caminata por entre la selva para ir a Ton Sai, una playa cercana que habíamos leído tenía alojamiento más barato.
Sin suerte. Todo lleno, lleno, así que al final a un resort algo mas caro de lo presupuestado, pero barato aún bajo estándares occidentales.
Siguiente día... La actividad principal en la zona: ¡a escalar! Llevaba ya un tiempo sin hacer ni el ocho y primera vez para Miao, con lo que fuimos a lo seguro: curso de un día para principiantes. Arnés. Nudos. Como asegurarse. Como controlar al compañero. En veinte minutos intentando ya subir paredes. Todo es ir cogiéndole el truco. Piernas haciendo la mayor parte de la subida. Brazos para mantener principalmente el equilibrio. Confiar en la cuerda entre las piernas. Y ¡arriba!
Inicialmente Miao lo veía imposible, pero poco a poco aprendiendo. Cortarse bien cortas sus uñas.
Y en nada paredes de 25 metros subidas.
No complicadas 5a, 5b, alguna de 6 (sistema francés de gradación de dificultad). Una vez que le cogí el callo bastante rápido para arriba, con la GoPro en la cabeza para que os hagáis una idea las vistas.Disculpen las palabras mal sonantes, el paso inicial era complicadillo, a puro pulso :P Un día completo en dos zonas distintas con parada para comer intermedia. Y ahí o en la cena, no sabemos, fue donde tuvimos el único problema. "Intoxicación alimentaria"... Empezar a sentirnos mal, noche mala, mala, con retortijones... Miao diarrea, vómito y curada antes. A mí las molestias me duraron bastante más. Así que unos cuantos días cuidando muy mucho que meternos en el estómago. Una pena, porque hasta entonces habíamos disfrutado mucho de la gastronomía local. La sopa TungYum, el PadThai, arroz con piña, morning glory, los batidos de mango o coco... Cero ganas. Agua, pan, barritas de cereales y poco mas.
Siguiente día de relax en la medida que el estómago permitía. Barco a visitar las islas cercanas. La isla del pollo (por la forma).
Playas con islotes al fondo.
Estar tirados sobre la arena o nadando viendo peces (estómago mucho más a gusto bajo agua).
Ultimo día en el lugar por nuestra cuenta de nuevo. Pequeño hike a mirador con buenas vistas de la zona.
Y desde allí para abajo hasta una laguna interior.
Senda de arcilla y roca. Dificilillo, incluso bajo "estándares Iurgi" :P Pero con algo de ayuda de cuerdas e indicaciones de gente que ya lo había hecho lo completamos. A tirarse luego en la playa posteriormente.
Yo nadarme la islas que hay junto a ella, las de la foto anterior. Miao ser flirteada por un suizo, residente en Mallorca. Allí trabaja 8 meses al año como seguridad de discoteca y luego pasa los inviernos en Tailandia o similares. Muchos de estos conocidos durante las vacaciones: gente viajando durante meses con presupuestos diarios mínimos. El tal Tony durmiendo en la playa, etc. Calculamos que le salía 10€ al día, si llega.
Seguir nuestro camino. Mas sendas y cuevas. Mas escaladores. Bonito lugar.
De aquí tocaba trayecto largo hasta posterior destino: KohSamui. Furgoneta, segunda furgoneta, autobús, ferry, camioneta. Salir a las 8:30 AM del hotel y llegar doce horas más tarde al siguiente. KohSamui es la "Marbella" de Tailandia. Con matices obviamente, pero para hacerse una idea basada en el tópico. Lugar de playa principalmente, con hoteles que van desde lo más básico al lujo más extravagante. Playa larga pero sin nada especial, más que chiringuitos, puestos de masaje y "selectos" restaurantes y bares a pie de arena.
Pero teníamos planeada ya excursión desde allí. Con un poco de duda con el tiempo, pero pudimos. Lo del clima en Tailandia, por cierto, complejo. Para la costa oeste, más o menos buena época, para la este, pocos kilómetros de distancia, época de Monzón. Y bien que lo comprobamos en directo. A lo que iba, excursión al Parque Marino de AngThong. Distintas opciones en las agencias de viaje: lanchas rápidas ó barcos grandes, kayak o hiking, pasar la noche de camping... Por mucho que ne apeteciera lo del camping al final tiramos por lo más básico y seguro.
Madrugar. Transfer al barco grande. Pequeño desayuno mientras nos cuentan como funciona todo y que vamos a ver. Mar un poco picado algo más de hora y media. Llegamos al "archipiélago" con el sol asomando. Los que van en kayak al agua primero.
Nosotros en un bote auxiliar (longboat) hasta la entrada al primer mirador. Escaleras empinadas arriba y abajo durante veinte minutos con estupendas vistas al mar y no tantas hacia un lago interno dentro de una de las islas.
Volver al barco y a comer. Fuera empieza a caer el diluvio. Visto el cambiante tiempo nos quedamos sin la principal atracción del día, que iba a ser subida de unos 40minutos en otra de las islitas para poder ver el archipiélago al completo. Algo similar a esta foto.
En su lugar nos llevan a una nueva isla donde inicialmente hacía sol hasta que... Diluvio de la nada. Y de nuevo solazo. Este... Y con esto se acababa el viaje y el año: Noche Vieja. Plan inicial era una mariscada en alguno de los muchos restaurantes que las ofrecen. Pero entre el estómago de Iurgi y una nueva jarreada (que no paró hasta la mañana siguiente, apagón de una hora incluido por lo torrencial y el aparato eléctrico), acabamos yendo a un restaurante japonés cercano (sorprendentemente bueno/auténtico) y vuelta a por ducha caliente.
Vuelo KohSamui-Phuket-Hong Kong. El viaje no estuvo mal, pero como resumen nos quedamos con la idea principal que nos gusta mucho más lo visto en Filipinas.